Victor Entrialgo de Castro

Bisbal y Bustamante

Bisbal y Bustamante
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

No se han casao. Con dos cervezas, sin arroz, ni pétalos, ni ramo de novia, como quedan dos amigos para un concierto se citaron nuestros Bisbal y Bustamante para ser grabados el Lunes en Sol.

No es una boda. Podemos ha poseído a Izquierda Unida, que en ese mismo acto ha quedado desunida. Después, se la comerá con patatas. Primero fueron varios ayuntamientos y ahora asistimos en directo a la muerte del zángano en brazos de la abeja reina.

No es la abeja maya. A temprana edad ya hizo vuelos para aparearse con múltiples zánganos de Mareas, Compromis, Barcelona en común, que murieron cuando depositaron en Podemos sus bases y sus espermatozoides.

Después de unos meses de cortejo con el Bustamante de la política, un chico cursi -marxista que no ha trabajado en la vida pero que, como Pedro Sanchez, también quiere ser artista, en este caso «vicepresidente del Gobierno», la abeja reina lo ha atrapado entre sus brazos.

Bustamante Garzón es un chico fácil y ahora se ha dejado, no porque quiera a Iglesias, su antiguo chófer, «el Bisbal del hemiciclo», no porque ignore donde le va a conducir, sino porque sabe que, o pasa ahora a una vida mejor o se tiene que poner a trabajar.

Durante la ceremonia «por lo electoral» en Sol, sonó «Si pero no» y «Cobarde» de Bustamante y cómo no, el «Ave María, cuando serás mía», de Bisbal.

Así de ingrata e imprevisible es la politica. Cuando menos te lo esperas, no te echa el pueblo retirándote su representación, como debiera, sino que te deja tirado un zángano o te mata la abeja reina.

El refrendo de las bases de Podemos, su democracia «controlada telemáticamente», se ha hecho con una pregunta sin comas que lleva 78 palabras, que parece un contrato de adhesión de un banco lleno de letra pequeña.

Luego, en la fiesta, después de repartirse los puestos, sonó «Un mundo ideal» de Bustamante. Y de Bisbal «Me moría por ella». Aquí hubo coros y bailaron todos agarraos y cuando la orquesta iniciaba los acordes de «Me salvas», los de Podemos se iban encantaos tarareándola.

Hasta que el auditorio entero puesto en pie cantó «»Quiero perderme en tu cuerpo» y «Por cuanto tiempo», de Bisbal.

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