Santiago López Castillo

El Barça, ni más ni menos que un club

El Barça, ni más ni menos que un club
Los jugadores del Barcelona F.C. Don Balón

Resulta cansina la letanía soberanista del y tú más. España nos roba, ¿y usted de quién es?, mientras rueda el balón del Rey al que se le vilipendia, se le insulta pero se admite el trofeo, qué digo, se disputa a muerte, siempre y cuando vaya a la buchaca azulgrana. El Barcelona, juntamente con el Ath. de Bilbao, son los clubes que más veces han ganado la Copa, antes de España o del Generalísimo (25 hasta 2011 los azulgranas y 23 los bilbaínos), mientras el Real Madrid, el equipo del régimen, 18. Viva el independentismo.

Es una paradoja, cuando menos, que los equipos más representativos del aldeanismo se desgañiten, llegando incluso a la violencia, por conquistar los trofeos netamente nacionales como la Liga o la Copa del Rey. Ellos, o lo que es igual, sus aficiones, deberían pugnar -si fueran coherentes- por una competición con el Mollerusa, el Sabadell o el Palamós, en Cataluña, y en las Vascongadas, el Eibar, el Baracaldo y el Sestao, que buenos dividendos les reportarían. No contentos con llegar a la final de Su Majestad, si es deportivamente y en buena lid, el FC Barcelona buscó la provocación y el enfrentamiento a muerte con la capital de Madrid y de forma particular con el Real Madrid exigiendo que la final se celebrase en el estadio Santiago Bernabéu. Para que públicamente Florentino dijera nanay de la China o del peluquín.

Miren, no. Su «buen hacer», su «deportividad» se viene poniendo de manifiesto en las finales que juega el Barça y que tienen mayores decibelios si el rival es el Ath. de Bilbao porque se juntan dos anti españoles, que de esa forma son menos que un club. El próximo domingo, el equipo azulgrana tendrá en frente al Sevilla FC, que, sí, es un equipo nacional con dos cojones y un palito. La disputa de la Copa será un buen referéndum a nivel estatal para que la nación se manifieste aunque sea en silencio y ante el televisor de un bar. Pero no habrá ningún sondeo de opinión sobre cuál de los dos clubes debe ganar. Las consultas -tanto en la política como en el deporte es la misma cosa- han de celebrarse (arts. 62, 92 y 149, 1 de la Constitución) sin exclusión alguna del censo electoral.

Y es que una cosa es la rivalidad y otra, aldeano zurupeto. Ya en tiempos de Bernabéu, y ejerciendo usted la información deportiva, entrevisté muchas veces al presidente madridista. Cuando salía de su despacho, del colindante, y al oír la puerta, aparecía el gerente, don Antonio Calderón, con cierto aire de preocupación: «¿Qué le ha dicho don Santiago sobre el Barcelona…? Suavízelo, por favor». El gran patriarca blanco echaba pestes por la boca, fruto de su pasión en la pugna contra el eterno rival.

Siempre que nos despedíamos, don Santiago me daba una palmadita en el hombro:

– «Santiago, eres del régimen. Del Régimen del Real Madrid».

PD.- Con mi más sonora pita a la Audiencia Nacionalidad, que, después de un año, un juez va y dice que abuchear al Rey y al himno nacional no es constitutivo de delito. Y yo puta. ¡Gora España! ¡Ozú!

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