La Marea de Pérez Henares

Los Adanes Redentores

Llegan a los platós “colegueando”, recibiendo parabienes de no pocos que han convertido el periodismo en adhesión a la causa, perdonan la vida con displicencia a quien no se las ofrece y con conmiseración a quien ha osado ya cumplir los 40 y ya no les cuento si resulta que lleva esos de profesión. Entonces eres algo menos que un muerto que no se sabe como se le permite seguir viviendo en el paraíso de las adanes nuevos.

Llegan con la carraca de las consignas en la mano y comienzan a darle vuelta como los lamas, salmodian una y otra vez la retahíla y siguen y siguen sin parar con la monserga hasta que lo gran el milagro. La matraca ya está impresa y se ha convertido en dogma irrefutable. Y no hay quien les rechiste porque le espera el anatema, el sambenito y la hoguera de la Santa Inquisición de la Congregación de la Fe en los Nuevos.

La Corrupción, la maldita podredumbre que nos ha infectado, bien es cierto, es antes que todo y que nada la responsable de su emergencia y prepotencia. La corrupción solo merece repugnancia, arcada y palos. Pero estos empiezan a ser también un castigo para los que hemos sufrido la una y ahora me temo que tengamos que sufrirlos a ellos

Porque según nos predican y pareciera, antes de ellos no hubo nada, ni democracia ni libertad ni otra cosa que cortijeros políticos, antes aquí en España nada se hizo, aquí la libertad entró por la ventana y estos 39 años de democracia tan solo fueron corrupción de oligarquías, pillaje y una farsa. Ellos son los redentores, los descubridores de la verdadera democracia, los primeros, primigenios, puros y nuestros salvadores. Son los “colones” que si no es por ellos de que íbamos a saber donde estaba el Cantábrico, el Océano Atlántico y el Mediterráneo.

Aún hay más. Para la tribu zocata de Regla Futura eso no queda ahí ni mucho menos. El pecado original es mucho mayor todavía. La Constitución y el pacto de futuro, reconciliación y esperanza de todo un pueblo, que quiso enterrar el odio y la revancha, no fue más que una repulsiva rendición. Solo fue franquismo camuflado. Únicamente sus amigos que lo son de los “gudaris etarras” comprendieron el engaño, no se lo tragaron y nos escupieron bombas.

Y los años de progreso, de avance social y de cambio total de una sociedad, son mentira porque todo el mundo sabe que España esta en el ranking mas a menos al nivel de Somalia, pues tales son nuestras hambrunas, desamparos y miserias que a cientos de miles salimos de aquí huyendo y asaltamos, al revés, la valla de Melilla para escapar de este infierno hispano y de esta repugnancia europea donde tan solo ellos se salvan del pecado original y la mancha de haber nacido en ellas.

Hasta que ellos llegaron y emergieron con el resplandeciente Grial en la mano el pueblo jamás tuvo un concejal ni se sentó en un escaño. Aunque se llamara Marcelino Camacho, Nicolás Redondo, Horacio Fernandez Inguanzo o Simon Sánchez Montero. Que, hombre, fachas no es que fueran pero unos calzonazos rendidos y entregados eso de cualquier manera. Solo ellos son los héroes, los valientes luchadores antifranquistas, aunque no hubieran nacido cuando el dictador estaba ya bajo tierra o hasta peor, que hubieran estado por aquel entonces con los nazis, como un tal Verstringe que va con ellos a Venezuela a cobrar consejos de represión a millón de dólares la pieza. ¡Que cosa estos luchadores contra la dictadura que lo que han hecho ha sido cobrar de las que ahora pisotean la libertad y dignidad humanas!

Hay Adanes de varias marcas y no solo moradas. Les une a todos la absoluta falta de humildad del inmaduro que desprecia todo cuanto le ha antecedido y se cree el ombligo y la verdad de todos los mundos. Suele curarse y todos en mayor o menos medida la hemos padecido. Pero metida a la política y enquistada en el tiempo y en adolescentes viejunos pudiera causar los efectos más nocivos. La fatuidad y la presunción son las marcas distintivas y de ellas presumen y con ella dan lecciones de lo que debimos hacer aunque no tenemos ni la más remota idea en verdad, amen de sus soflamas, de que en verdad ellos harían amen de anegarnos en palabrería.

No faltan tampoco, sino que sobran, en sus filas los que hemos de suponer recién nacidos y catecúmenos ingenuos cuando en realidad llevan desde su pleistoceno personal dando saltos por siglas y cubículos y algunos tienen mas botes y rebotes dados que una pelota de ping pong y más tiros pegados que esa escopeta de feria que piensa que ahora le ha logrado dar al patito y se va a llevar, por fin, el mejor premio de la tómbola a casita. Basta con echar un vistazo debajo de las faldas de las listas y ver que hay mucha ropa interior con palominos.

Que es lo que el personal empieza a ver y oler ya después de estos pasados tiempos y en especial estos cuatro últimos meses de posado continuo y pasarela en que nos han vendido una y mil veces como nueva su lencería y como limpios sus calzones. Y la una es de aquella de corsé de “ballena” y los otros mas de una zurraspa tienen . Así que menos Adanes, menos ínfulas que ni todos los otros son los Caines ni ellos, todos, los Abeles.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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