"Una comisión", una más de las tantas que han desfilado buscando plata, verdes billetes siempre anhelados por esa fauna
Es una especie que ya ni nos sorprende porque por 17 años las hemos padecido y aceptado sus crímenes que han ido desde desmantelamiento de las estructuras del Estado, entrega de Venezuela a los tiranos Castro, saqueo pertinaz de las arcas públicas, desangramiento del país, destrucción de valores familiares y culturales, entronización de hampones y malvivientes, maldad como leitmotiv, resentimiento y odio como ideología y mentira como práctica diaria. Es una especie abominable que lamentablemente se hizo parte de nuestra vida, de nuestra cotidianidad y nos fue robando desde lo material hasta lo espiritual, nos equiparó a los pueblos más primarios y succionó en muchos la dignidad, el orgullo de ser libre, honesto, trabajador…
Especie que no quiere perder este queso del que tienen casi dos décadas comiendo.
La UNASUR, ese combo que se inventaron Chávez, Kirchner y el resto de la pandilla, ante el derrumbe de la farsa roja y la realidad tenebrosa que se vive en Venezuela que habrá de obligar la salida tanto de Nicolás Maduro como de toda la camarilla cívico-militar que la ha ocasionado, de inmediato y en evidente desespero mandaron lo que llaman «Una comisión», una más de las tantas que han desfilado buscando plata, verdes billetes siempre anhelados por esa fauna. Comisión conformada por tres «Joyitas»: José Luis Rodríguez Zapatero y los ex presidentes de República Dominicana y de Panamá, Leonel Fernández y Martín Torrijos respectivamente, cada uno con su historia, su ambición y su rapacidad…
Hasta donde sé, fue el acorralado Nicolás Maduro el que pidió la presencia de esos mosqueteros del Guiso, y también sé que los susodichos no aguantaron -como decimos los venezolanos- dos pedidas… Llegaron dispuestos a todo, desde mentir y confundir hasta darle una revisada al botín, porque aunque arruinada, Venezuela es para muchos la gallina de los huevos de oro y algunos pueden estar todavía bajo los escombros. Llegaron manipulando, mezclando verdades y mentiras, asegurando que el liderazgo opositor concentrado en la Mesa de la Unidad (MUD) estaba feliz de dialogar sin condiciones.
Tan cierto lo que digo, que Claudio Fermín, sociólogo, político, ex alcalde, ex candidato presidencial y hombre vertical, primero desmintió a Maduro ya que éste aseguró que mantenía contacto con él y hasta pretendió dar a conocer lo tratado en la falsa conversación privada con Fermín. Así, tanto por la red Twitter como a través de un programa televisivo (Globovisión) Fermín lo desmintió asegurando: «En los 18 años del chavismo nunca he tenido relación con la gente del gobierno. Ni con el difunto Chávez, ni con Nicolás Maduro» y agregó: Venezuela enfrenta una antidemocracia.
Pero esas ratas bípedas, todas de la misma especie y donde las hay pardas y también la conocida Rattus rattus, no desmayan y es lógico, se juegan no el Poder, se juegan juicios por sus terribles crímenes y largas condenas merecidas, por eso es fácil entender esas indeseadas presencias buscando desaforados un diálogo que desprestigiaría a la oposición y su tenaz lucha y le permitiría al combo rojo tiempo. Tiempo para desmantelar la unidad impidiendo así el final de esta peste nefasta, sus criminales y sus cómplices.
Y aquí los tuvimos… Los Mosqueteros del Guiso. No olvidemos algunos de los negocitos de estos pillos…
Rodríguez Zapatero en combinación con el ministro de Defensa de su gabinete cuando fue presidente del Gobierno de España y comenzaron a camelar militares venezolanos para venderles armamento a la Fuerza Armada e iniciaron también el negoción de los insumos para el área de energía eléctrica. Zapatero, José Bono y aquel compinche Bono-Chávez en Caracas que llamaban «discreto» pero no «secreto» y claro, también Raúl Morodo… Inolvidables todos.
Leonel Fernández bateando duro y acumulando contratos, petróleo barato y financiamiento para cuanta «Idea» tuviera el morenito… No olvidemos que pagó -o eso creemos, porque quizá deben aún- la deuda petrolera con caraotas y muchos prestamos con descuentos mil millonarios en dólares.
Y Martín Torrijos del que solo nombraré su «Operación Bombillo» el mismo guiso montado por Chávez para comprar bombillos ahorradores a través de Cuba y que se sabe permitió «partir» ganancias con los ladrones Castro.
Las ratas se organizan, se defienden mutuamente. Las ratas quieren que no se hunda este barco, por eso no lo abandonan aún, además son omnívoras. Se alimenta de todo lo que encuentran a su paso, por lo que quieren tragarse al mundo opositor completo.
