Manuel del Rosal García

Yo no se muchas cosas, es verdad; digo tan solo lo que he visto

Yo no se muchas cosas, es verdad; digo tan solo lo que he visto
Manuel del Rosal García. PD

Y he visto: /que la cuna del hombre la mecen con cuentos, /que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, / que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, /que los huesos del hombre los entierran con cuentos, /y que el miedo del hombre…/ha inventado todos los cuentos. /Yo no sé muchas cosas, es verdad, /pero me han dormido con todos los cuentos…/y sé todos los cuentos.

León Felipe, poeta español.

Se dice que el aguante de una persona a los malos momentos físicos y mentales, a veces, es heroica; el aguante de una sociedad, sin embargo, no es heroico, es imbécil y estúpido.

Que una sociedad, en estos tiempos donde es ella con su voto la que tiene el poder de decisión, aguante los cuentos, la burla y el escarnio de estos nuevos partidos políticos a los que se ha unido un PSOE desquiciado y perdido, no es de recibo.

Con la vista puesta en el 26J, los partidos empiezan a lanzar los mismos cuentos de antes para adormilarnos suavemente. Los ciudadanos, poseedores del voto, tienen la oportunidad de evitarlo, pero según y hasta donde llegan las encuestas, parece ser que los ciudadanos vamos a modelar un Congreso muy similar al del 20D, es decir, un circo, pero un circo con muchos payasos y ningún domador.
La pesadilla continua y nosotros – según lo que se ve venir – la vamos a consentir, como consentimos, cuatro meses de cuentos, de feria de las vanidades, de teatro, de vodevil, de pantomima, de esperpento, y es que, por lo visto, a los españoles nos va la marcha, la juerga política, el recochineo electoral.

Nos va que estos políticos de nueva hornada se rían de nosotros, que posen, que se hagan selfies, que sonrían hasta el hartazgo, que se abracen, que se besen, que se encamen con unos para luego encamarse con otros y ponerse los cuernos, que visiten los platós de televisión para mostrarnos sus encantos, que prometan en la certeza de que sus promesas están escritas en el agua, que utilicen las redes sociales – ¡como mola eso de las redes sociales! – que llevan a sus mujeres a los mítines como hacen los americanos, que visiten los mercadillos, que acaricien a los niños, que besen a las marujas.

Dicen que la sociedad española está más politizada que nunca. Es mentira, lo que está es más manipulada que nunca y entra en el juego de trileros cuentistas que hacen estos nuevos políticos, que de políticos solo tienen su desmedida ambición de poder.

¿Y los medios de comunicación? Los medios de comunicación alientan esa estupidez con artículos, análisis y conclusiones que hablan, no de las cualidades personales y políticas de los candidatos, sino de su estilo, de su dicción, de su astucia, de sus «movimientos tácticos», de sus poses y les dan cancha, amplia y bien ordenada cancha, para que esparzan sus cuentos, sus falsas promesas, sus bondades frente a las maldades del contrario sin hablar ni un solo segundo de lo que van a hacer para arreglar estos años de ruido, de sequía económica, de pobreza, de carencias, de necesidades, de crisis para nosotros, no para ellos.

Y esto es así porque la sociedad actual es una sociedad sin médula, sin tuétano, superficial que huye de la responsabilidad escondiéndose en lo fácil, lo cómodo, lo mediático, lo rosa, lo televisivo porque profundizar en los temas, hacerse preguntas, reflexionar es molesto, incomodo, trabajoso; son mucho mejores los cuentos, que nos lo den todo masticado vaya a ser que nos herniemos mentalmente, y es por eso que un twit de 140 caracteres tiene para esta sociedad más valor que una noticia bien contrastada, sólida y auténtica, porque ¡joder!, leer la superficialidad y banalidad de un twit es muy fácil aunque con él solo ahondemos en nuestra ignorancia.

¡Que no nos molesten, por favor, con verdades que no nos gustan!, preferimos oír lo que queremos oír, aunque sepamos que son cuentos, mentiras, falacias y manipulaciones obscenas, preferimos cuentos que nos adormilen suavemente. Y ahí está que el cuento de un semáforo paritario suene mejor que las medidas que debamos tomar para salir del embarrado donde nos hemos metido.

De aquí y hasta el 26J los políticos nos mecerán con cuentos, ahogarán nuestras angustias con cuentos, taponarán nuestro llanto con cuentos, y será nuestro miedo el que les permitirá enterrarnos con cuentos.

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