Lucía Méndez

«Hace falta en España una asociación de víctimas de los Ere para estudiar la destrucción emocional»

"Hace falta en España una asociación de víctimas de los Ere para estudiar la destrucción emocional"
Lucía Méndez. PD

Lucía Méndez habla sobre los ERE, concretamente sobre una conversación de una clienta en una frutería que se había presentado como voluntaria al expediente de regulación de empleo en el Banco Santander. Leyendo entre líneas, palito a quien corresponda en su propia empresa:

La otra mañana entré a comprar a la frutería del barrio. Delante de mí le tocó el turno a una mujer que pidió unas brevas mientras contaba al dependiente que estaba estrenando una nueva vida. «Ya sabes que yo trabajaba en el Santander. En el corporativo. Me apunté al Ere porque desde hace unos años no reconozco el mundo en el que me muevo. Sólo llevo dos semanas fuera, pero estoy encantada de la vida». Abrí las orejas al escuchar la palabra Ere -sólo los que han pasado por esta situación saben lo que significa- y me identifiqué por completo con la clienta, que después de las brevas pidió unos tomates, cuando dijo que de un tiempo a esta parte no reconoce el mundo en el que se mueve. La edad y los Ere unen mucho. Hace falta en España una asociación de víctimas de los Ere para estudiar la destrucción emocional y el terrible shock que sufren los centros de trabajo en las interminables jornadas del proceso.

La conversación de la frutería, sin embargo, derivó hacia el mundo de la banca cuando la voluntaria del Ere del Santander dijo que los bancos van sin rumbo, pero siguen despidiendo. Una pareja de jubilados, que ya estaba pagando los plátanos, terció en la charla. «Claro, en vez de ganar 5.000 millones quieren ganar 6.000», dijo el hombre achinando los ojos con picardía.Mira. Estuve por recomendarle el libro que llevaba en el bolso, escrito por el periodista y antropólogo Joris Luyendijk, a quien el Guardian envió una temporada a la City para estudiar el comportamiento de los banqueros. Entre tiburones se titula el volumen en el que recoge su trabajo de campo sobre el funcionamiento del mercado londinense.

Sentencia que:

Luyendijk quiso dar respuesta a una pregunta simple: ¿Cómo es posible que esta gente viva con la conciencia tranquila después de haber provocado una crisis que ha lisiado a los más vulnerables, mientras que ellos siguen cobrando sus bonus, aún después de ser rescatados con dinero público? El periodista se escandaliza ante el descubrimiento de que los «hombres de piedra» hablan del engaño y de las estafas para forrarse con total ausencia de remordimientos. Entre los numerosos testimonios del libro figura el de un operador: «Mis clientes no son mala gente, simplemente son personas que han dejado de pensar en términos del bien o el mal». Así que el antropólogo se fue con su música moral a otra parte.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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