Comienza el espectáculo

Las caravanas de titiriteros están otra vez dispuestas, con sus remedios para la crisis, la máquina que controla la inflación, el brebaje milagroso para tragar las malas facturas y el oso que asusta al desempleo.

Pero al desfile de las troupes de demagogos y saltimbanquis le preceden, y en eso estamos, los movimientos, las puñaladas, las alianzas, las traiciones, los estrategas electorales y los asesores de imagen que son los que gobiernan y ganan una pasta con el proceso.

Estos chamanes de nuestro tiempo son los que afirman desde su sillón de dirección que un recogido hasta el moño o una coleta, una frase certera o una metedura de pata en el telediario puede determinar el salto a la vida regalada o el reino de las tinieblas de la nómina o el emprendimiento en el que vive la ciudadania común.

El caso es que cada vez es más complejo decidir a quien votamos entre los muchos que se presentan cuando en realidad nuestros representantes deberían ser elegidos sin presentarse, sin postularse, y elegidos por sus vecinos casi contra su voluntad, en virtud de la confianza que merece su ciudadanía.

A partir de su elección como auténticos senadores elegidos por el pueblo, deberian ser los encargados de construir entre todos ellos las alianzas precisas en interés general, siempre con la posibilidad de ser removidos en caso de no ser fieles al mandato de sus electores.

Esa es la política que aguarda, la que espera el siglo, la verdadera elección de los representantes fuera de estas maquinaciones estalinistas y nacionalistas del siglo pasado, de esta nueva política más desfasada que andar patrás, de estos políticos narcisistas que solo se representan a si mismos, de mil tribus diversas como si estuviéramos en un estado fallido, de estas leyes que ni propician la autoridad de los mejores ni garantizan la representación directa del pueblo soberano.

Pero los defectos de nuestro sistema electoral, aunque atenúen su responsabilidad, no eximirán al pueblo soberano el 26 de junio de los errores de su elección.