Santiago López Castillo

¡Viva Zapata!

¡Viva Zapata!
Santiago López Castillo. PD

No hay más que ver la cara de burriciego que tiene este asaltante de los cielos con toda la jeta, quiero decir con toda la barba y toda la casta, la que irrumpe del 25-M, qué chusma, la que se mira el ombligo y las rastas y se apoltrona con la pasta gansa y practica el amiguismo, el choriceo, el nepotismo. Si aquella mema ministra socialista decía que el dinero público no es de nadie, este zurupeto considera, que ya es mucho considerar, que la propiedad privada no tiene dueño y una vez conquistada es mía, nuestra, solamente nuestra y que nos quiten lo bailado. Es «la socialización de la riqueza», la de ellos; el que reparte y reparte se lleva la mejor parte.

¡Menudo pollo! ¿Por qué será que me recuerda al Polifemo de Ezquerra Republicana de Cataluña? El que se mofaba de las víctimas del terrorismo, concretamente de Irene Villa, una muchacha que ha sufrido más de diez operaciones para sostenerse malamente en pie después del artefacto de ETA. E incluso se ha casado y ha tenido descendencia, esa sí es la vida. En el amor y en el dolor hay que estar unidos, que dicen los escasos curas que quedan por las esquinas donde está mal visto persignarse.

Pero esta España mía, esta España nuestra, que cantara Cecilia, está repleta de necios, estúpidos y desarrapados. Que van y llevan por nombre y apellidos, tal que Pablo Iglesias, sin ir más lejos, referentes históricos mismamente el okupa del que nos ocupamos, ¡viva Zapata!, ya quisiera ser el revolucionario mexicano. El concejal madrileño reniega de la justicia porque sus actos delictivos no los considera delitos. Como atentar contra la propiedad, defender la lucha armada de ETA, ofender los sentimientos religiosos cristianos…, que siempre tendrá el apoyo de sus correligionarios: la Rita Maestre o la asaltante de capillas a pecho descubierto y la abuela con admiraciones perversas, ¡ay Carmena!, e impartía justicia, joder, qué huevos, quiero decir ovarios, con el relativismo por montera.

Pánfilo ocupacional del Patio Maravillas, Guillermo Zapata, no tengo por más referencia con este nombre que el colegio Maravillas o la santa del mismo nombre, madrileña, de la que guardo una diminuta reliquia; este sujeto, quería decir, aun invirtiendo los valores, es la plaga que acecha a una sociedad dormida. El derecho a la propiedad privada, según la Mater et Magistra, so zote, tiene un valor permanente, la cual nos enseña la prioridad del hombre individual sobre la sociedad civil.

Y, encima, estos okupas tienen numerosas propiedades, son hijos de papá que juegan a confiscadores por cojones pero que a ellos no les quiten ni un lapicero. Chusma.

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