Fermín Bocos

La conspiración de los brujos del PP, Podemos y el miedo de Mariano Rajoy

Parece un cuento de terror, pero es política. En la recta final de la campaña toca agitar el espantajo del miedo.

Primero se favorece el crecimiento del dragón y después, corriendo, al campanario a tocar a rebato alertando a los confiados aldeanos sobre el peligro que les acecha. Rajoy ya no disimula y proclama abiertamente que el próximo domingo hay que elegir entre el PP o Podemos.

Era lo previsto. Se trataba de favorecer las condiciones para crear una fuerza de izquierdas capaz de restarle votos al PSOE, el antagonista tradicional de la derecha española.

Ese era el cálculo de los estrategas y asesores de Mariano Rajoy. Manejando encuestas sabían del desgaste que sufría al PP por obra de los ajustes y de los reiterados casos de corrupción.

Habían dado por perdida la mayoría absoluta de la que disfrutaron en la legislatura anterior pero aspiraban a conseguir un resultado electoral suficiente como para mantenerse en el poder. Para ello era imprescindible debilitar al PSOE, impedir que se recuperara de la situación en la que les había dejado Zapatero.

Alguien en el sanedrín que rodea a Mariano debió recordar la estrategia que había seguido François Mitterand para dividir a la derecha francesa que con Giscard d’Estaing a la cabeza había estado a punto de ganarle las elecciones. Sencillo a la par que maquiavélico: facilitar el acceso del Frente Nacional de Le Pen a los platós de las televisiones públicas. Funcionó.

La extrema derecha le arrebataba votos al centro derecha y el Partido Socialista francés ganaba las elecciones. Pero en el pecado estaba ya la penitencia. Hoy, el Frente Nacional es el partido más votado de Francia.

Volvamos a España. Durante la última etapa del Gobierno Zapatero cobró vida un movimiento de protesta que tomaba las plazas y denunciaba la corrupción, los desahucios y la baja calidad de nuestra democracia.

Cristalizó en una larga ocupación de la Puerta del Sol de Madrid y ha pasado a la Historia como el Movimiento del 15M. En ese movida participó con desigual aportación un grupúsculo político de extrema izquierda nacido en la Universidad Complutense y nucleado alrededor de algunos profesores de Políticas.

Comunistas muy activos en escraches y actos de propaganda. Con un discurso populista corrosivo contra la «casta política» (puertas giratorias), los abusos de la banca (escándalo de las preferentes) y denunciando la marea de casos de corrupción, nació Podemos.

Nacido y alimentado en los platós y metido hasta en la sopa a través de varios de los canales de televisión propiedad de empresarios conservadores, Podemos ha conseguido superar la fase de crisálida para convertirse en un serio aspirante a ganar las elecciones. Con eso no contaban ni Mariano Rajoy ni aquél asesor que dijo que «estos de Podemos eran unos frikis» de los que -añadió- no había que preocuparse.

Hoy, Mariano ya no las tiene todas consigo. Sabe que el 26J, Unidos Podemos podría ser la lista más votada. Gran negocio el de los asesores.

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