Hace tiempo escribí una carta titulada «Los asesores del PP» en la que mostraba mi desconcierto por parecerme que determinados actos de su campaña no servirían para atraerse el voto, sino para lo contrario.
Ahora, pensaba escribir otra titulada «Los asesores del PSOE», pero he cambiado el título porque me parece que los dirigentes socialistas, de un tiempo a esta parte, no necesitan de asesores para meter la pata; ¡con lo astutos que eran antes!.
Una de las cosas que más me choca es lo de la cantinela del cambio. Hace unos días, oí a Sánchez decir tantas veces la palabra cambio que debió de batir el record en esta «habilidad».
Y es que no entiendo en qué les puede beneficiar insistir tanto en lo del cambio. Pienso que este hacer tanto hincapié en ello no beneficia al PSOE sino a sus competidores: los llamados partidos emergentes, que desde su nacimiento se han mostrado partidarios de cambios tales como el de acabar con el bipartidismo, que eso sí que es cambiar.
Y dentro de estos partidos, hay algunos que su objetivo, según vienen diciendo, es un cambio mucho mayor: ponerlo casi todo «patas arriba».
Por lo tanto, si se presenta el cambio como algo muy deseable, lo lógico será que los votantes que no analicen en profundidad las propuestas políticas (¿qué tipo de cambio?, ¿cambio para bien?, cambio para mal?, etc.) opten por los partidos que ofrezcan un mayor cambio. ¡Vaya negocio! ¡Pobre PSOE!.
Lo venía enderezado Felipe González y otros, procurando que se pareciese cada vez más a las socialdemocracias europeas, pero apareció Zapatero y «la jorobó» (presumiendo de rojo, memoria histórica, «¡ista, ista, ista, Zapatero feminista!, ministras de ZP posando para Vogue, el encuentro histórica para el planeta entre ZP y Obama, que un feto, según Aído, es un ser vivo, pero no podemos hablar de ser humano, etc. etc.).
Por si esto fuese poco, viene ahora Sánchez y pide a Iglesias que tenga «más respeto» hacia el Partido Comunista. Como se ve, el PSOE se ha ido yendo hacia la izquierda, lo que los astutos de Podemos han aprovechado para diciendo, últimamente, que son socialdemócratas, tratar (con el abundante material que existe, es difícil que cuele) de ocupar el lugar que les han ido dejando los socialistas. ¡El mundo al revés!.
Hace tiempo, los de UPyD podrían haber ocupado ese espacio de centro izquierda que el PSOE iba abandonando, pero no fueron tan astutos, ni los medios de comunicación acompañaron.
Tampoco creo que les venga bien a los socialistas tanta propuesta negativa y tan poca positiva. Si hablan de derogar la reforma laboral, los votantes pensarán en el gobierno socialista francés y se preguntarán: ¿qué necesidad tenemos de derogar esta ley para luego tener que hacer otra que provoque tanto alboroto como el que estamos viendo en Francia.
¿Para que vamos a suprimir lo recortado, para luego tener que hacer recortes mayores, como los practicados en Grecia?¿Qué necesidad tenemos de tanta incertidumbre que aleje inversiones generadoras de puestos de trabajo? ¿Para qué derogar la LOMCE, si es bastante mejor que sus precedentes: LOGSE y similares?
De todos modos, no olvidemos que es mucho mejor votar a cabras vestidas de lobos que a lobos vestidos de corderitos.
Y aunque aparentemente me salga del tema, me gustaría terminar con las siguientes consideraciones:
Hace unos días oí decir que Vladímir Putin no entendía por qué el primer ministro británico Cameron decidió celebrar el referéndum sobre el «brexit».
¡Yo, tampoco! Me parece que, en muchos temas, Putin está actuando con bastante más sentido común que dirigentes tales como Obama, Cameron o hasta la misma Merkel.
Imitando a Putin, me pregunto: ¿por qué si Pablo Iglesias dice que no desea que Cataluña se separe, apoya el referéndum para que lo haga?.
Putin, dile algo. Hay nacionalistas que saben muy bien lo que persiguen con lo del derecho a decidir, pero hay muchos pardillos (deportistas, artistas, etc.) que, no desean la independencia, pero que, atolondradamente, se muestran a favor del supuesto ¿derecho? a decidir.
Pues yo les digo que si deciden que yo me tire por una ventana, no lo voy a hacer. Se tendrá o no derecho a decidir dependiendo de LO QUE se vaya a decidir, de CÓMO, de CUÁNDO , de QUIENES, etc.; así, por ejemplo, ¿por qué va a poder votar sobre la independencia de Cataluña alguien por el solo hecho de vivir allí y no voy a poder hacerlo yo, que he contribuido mucho más que él (en algunos casos su contribución ha sido negativa) a lo que hoy es Cataluña?