Esto ya no da más de sí. Se acabaron las probaturas, los ensayos y los experimentos. El I+D+I en política en nuestro país se ha acabado por ahora. Ya no se puede tener ocupado más tiempo el banco del laboratorio ni romper más probetas. Ahora toca arreglarnos con el impulso hasta ahora obtenido y, aunque sea con tecnología diesel, seguir avanzando.
Una de las consideraciones más importantes a tener en cuenta de lo ocurrido en estas elecciones es el arma que tiene el Partido Popular con su voto oculto.
Parece ser que ese respeto, incluso miedo un tanto remilgado de muchos votantes del PP a declarar que lo van a votar o que lo han votado les da cada susto a sus oponentes que los deja aturdidos.
Otro «batacazzo» de las encuestas, y van… Porque es que ya me dirán si lo anunciado por prácticamente todos los sondeos electorales previos al día de las elecciones, o más concretamente la encuesta «a pie de urna» publicada nada más cerrarse los colegios electorales, tienen algún parecido con la realidad.
Ahora de momento citaré sólo las más llamativas y breves conclusiones acerca de los resultados de cada partido.
El Partido Popular, cercado por todos por los asuntos de corrupción como casi exclusiva arma electoral de sus contrarios, vuelve a ganar, y subiendo, en Madrid y Comunidad Valenciana, precisamente donde se le venían atribuyendo más casos. El repiqueteo de ese argumento ya va a servir de poco.
El Partido Socialista vuelve a obtener un mínimo histórico en sus resultados pero se refugia en el recodo en el que ha logrado evitar que la coalición Unidos Podemos le supere como primera fuerza de izquierdas. Veremos donde se refugia su líder cuando le toque visitar de nuevo la Moncloa.
Unidos Podemos no ha logrado dar el sorpasso al Partido Socialista precisamente porque sólo es ganador allí donde hay independentistas, léase Cataluña y País Vasco. De esta manera se le ha visto el «plumero» de los réditos que tendría que pagar si bajo su gobierno se autorizaran referéndums de autodeterminación.
Ciudadanos se ha perdido en el «centro». Ha llegado a explorar por los extrarradios con armas y pertrechos de otros y cuando ha vuelto al centro los vecinos no lo han reconocido. Con sus resultados no se puede realizar la primera comparecencia tras el recuento de votos lanzando soflamas de nuevo contra la corrupción y el populismo como si aún estuviéramos en campaña.
Los independentistas, en su línea, pero cada vez menos decisivos para una gobernabilidad por el ligero ascenso del centro-derecha.
Esta vez va en serio. Silencio, se rueda.
