Apuleyo Soto

Las Malas Hierbas

Las Malas Hierbas
Apuleyo Soto. PD

Ahora resulta que hay «malas hierbas».
Pablo Echenique quiere raerlas
del campo-santo de Pablo Iglesias
pues se le suben a la cabeza.

Ahora resulta que no son buenas
las discrepancias, las estrategias,
las voces críticas, las voces éticas,
las guerras íntimas, las diferencias.

Ahora resulta que no hay manera
de estar de acuerdo; las confluencias
van a sus solas estratagemas;
sobran reproches, sobran polémicas.

Más de una Oltra se sulivella
y sus dictados no cumplimenta;
más de un discípulo no admite escuela,
más de una reina se le despeina.

No hay unidades en las izquierdas
que sonreían como las hienas
oliendo triunfos de higos a brevas;
aún no han llegado, y ni por esas.

Muchos dispuestos a darles puerta
a los Podemos de exigua tuerca
siguen dispersos, y en consecuencia
ni en Dinamarca ni en Venezuela

su tictac vibra, su bolsa aumenta,
lejana culpa, profunda grieta.
Ay corazón nacido apenas:
tu desvergüenza merece enmienda.

Ya se ha marcado la disidencia.
Ya votó el pueblo: Fuera el Coletas.
Sean purgantes las «malas hierbas»,
aunque a Echenique le den dentera.

«Amor, amor…» Pero de veras.
Del lobo visto…, ni las orejas.
Que cunda el pánico en las Mareas.
Menos Rejones, Menos Iglesias.

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