Eleonora Bruzual

El “legado” de Chávez

Me he impuesto denunciar a través de esta columna los actos bárbaros que día a día se suceden en Venezuela y que muestran la trágica realidad

El “legado” de Chávez
La periodista Eleonora Bruzual. PD

Solo viviendo en Venezuela destruida por la inquina castrochavista puede tenerse claro lo que realmente significa la herencia del sociópata Hugo Chávez. Solo observando que muchos líderes políticos opositores, figuras del mundo económico, periodístico, cultural y religioso no asumen con claridad que en Venezuela no hay una democracia y sí una tiranía vergonzosa, capitaneada por delincuentes de alta peligrosidad nos tiene que invadir una incertidumbre espantosa y una desesperanza que aplasta nuestro espíritu.

Me he impuesto denunciar a través de esta columna los actos bárbaros que día a día se suceden en Venezuela y que muestran la trágica realidad. Dentro de esos hechos les refiero los de la tarde de pasado viernes tanto en la capital del estado Mérida como en otras de sus ciudades.

La propia Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, de visita como parte de la gira que emprende por todo el país, dentro de la campaña que ha dado a llamar «Rescate Venezuela», fue víctima de nuevas agresiones en el estado andino, justo en el peaje que comunica la ciudad de El Vigía con Mérida donde funcionarios del régimen buscaron impedirle el paso, y que no pudiera llegar a la capital.

Esto es parte de la esencia del castrochavismo en el Poder donde día a día muestran la absoluta intención de frenar a todo opositor el libre tránsito por el territorio venezolano y su derecho a manifestarse. A esta agresión a Lilian Tintori se sumó la acción de «colectivos» motorizados (nombre que dan a hampones al servicio de la tiranía) obstruyendo una céntrica vía, para impedir una manifestación en protesta por la inaguantable situación de hambre y represión que se vive. En esa acción, los malandros chavistas, absolutamente apoyados por su jefe el gobernador rojo de la entidad, desnudaron y golpearon salvajemente a cinco estudiantes del Seminario San Buenaventura de Mérida.

Una acción que el Arzobispo Metropolitano de Mérida, Monseñor Baltazar Porras Cardozo, denunció insistiendo que «la intransigencia y el fanatismo no pueden apoderarse a placer de la ciudadanía». Pero debo decir que para nada es nueva esta barbarie porque no podemos olvidar como, cuando aún vivía Hugo Chávez, este militar despótico y facineroso envió hordas rojas a las honras fúnebres de Monseñor Ignacio Velasco el 9 de julio de 2003, hordas que escupieron y lanzaron piedras y botellas contra el féretro del Arzobispo de Caracas y contra la feligresía que acompañaba su sepelio en la Catedral de Caracas.

Chávez irrespetando al hombre, al prelado, al valiente sacerdote que no tuvo temor de cuestionar esa mal llamada revolución que el tiempo nos ha enseñado su verdadera índole que no es más que lo denunciado por Monseñor Velasco cuando dijo: «La revolución de Chávez no ha hecho más que acelerar la descomposición social, el clima de intolerancia y la impunidad».

Han transcurrido lustros desde esa clara aseveración, lustros desde que un bandido se regodeaba llamando diablos a los prelados católicos. Lustros desde que ese militar ladrón y enfermo de odio insultó al Cardenal Rosalio Castillo Lara que con su valía a toda prueba le calificó como lo que fue: un «bandido, inmoral y golpista» y dejando claro que las ofensas de Chávez que no era una persona «honorable» no le afectaban…

Son más de 17 años viviendo acosados por una banda delincuente, que asesorada y monitoreada por los dos hampones cubanos, los tiranos Fidel y Raúl Castro, nos han arruinado Venezuela, tanto moral como económicamente, por eso puede enervarme escuchar hablar de «El legado de Chávez», escucharlo hasta de Lilian Tintori que lo padece en carne propia y le debe la tragedia que arropa a su marido, a sus pequeños hijos y a toda la familia López Mendoza.

Porque si algo ha dejado ese hampón que fue Hugo Chávez es un pueblo prostituido, una fuerza armada integrada por violadores de la Constitución, los Derechos Humanos y las leyes. Una caterva de delincuentes en puestos de gobierno, gozosos de la impunidad que les protege.

Y termino diciendo que nadie que milite o comulgue con el castrochavismo ladrón y maléfico es de fiar. Castrochavismo ladrón y amoral que va desde la familia Chávez, los boligurgueses rapaces, hasta el último malandro de un colectivo rojo.

Nadie que hable de «Legado de Chávez» es honesto. Las neveras vacías, las interminables colas buscando medicamentos y alimentos, y las morgues llenas de cadáveres producto de la violencia y el odio son el fulano «Legado» de quien aborreció tanto a Venezuela que la devastó y envileció.

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@eleonorabruzual

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