Pedro Calvo Hernando

Felipe, Aznar y Rajoy también perdieron

Han tenido que pasar unos días para que tomara cuerpo la idea de que el fracaso de Unidos Podemos hay que situarlo en la perspectiva de la pérdida de las elecciones generales por Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy las primeras veces que se presentaron. Fue a Zapatero al único que no le sucedió eso, sino que ganó ya la primera vez que se presentó, en 2004. Lo acaban de explicar Pablo Iglesias y Monedero, principalmente, tratando de salir del círculo vicioso del fracaso del 26-J como algo irreversible y que terminaba con el sueño de Podemos e incluso con la carrera política de Iglesias. Este último ha dicho con toda naturalidad que pueden ganar dentro de dos o cuatro años o también pegarse la gran bofetada. Nada nuevo, lo natural y lo conocido en la historia de nuestra democracia. Esta senda explicativa me parece la más acertada de todas las que se han precipitado desde que el 26 de junio se fueron al garete el ‘sorpasso’ y el hundimiento de Mariano Rajoy, sucesos que sentaron la tesis de que las encuestas electorales no sirven para nada. Servían, y mucho, en los tiempos anteriores a las generales ganadas por Felipe González y las de Aznar del año 2000.

Pero esas constataciones no invalidan para nada el debate de los últimos días ni las explicaciones que se vienen dando a la victoria de Rajoy y al tortazo de Unidos Podemos. Hubiera sido ciertamente milagroso que la coalición de Iglesias se hubiera convertido tan pronto en una repetición del triunfo de Felipe González en octubre de 1982. El PSOE de Felipe había perdido las generales de 1977 y 1979, es decir, muy poquito antes. De modo que no se puede hablar de fracasos históricos al referirnos a sucesos como los de hace unos cuantos días. Si el rosario de la izquierda no comete errores garrafales en los dos, tres o cuatro próximos años, no dude nadie de que lo del 82 puede repetirse, claro que esa vez con la confluencia de PSOE, Podemos e Izquierda Unida y todas las variopintas denominaciones que ahora vemos, las Mareas, los En Comú, los Compromís y demás denominaciones. Estos ya son tiempos de pluralismos y no de monolitismos. A cada momento histórico le corresponde una modalidad ideológica y organizativa. Los tiempos cambian, señores. Por ejemplo, el primer impulso, obra del 15-M. Lo que ahora sucede y sucederá tiene allí su origen como nos hemos cansado de repetir. Así es que un poco de paciencia para todos.

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