Hortelano era Rajoy
y hortelano era Belardo
según el Fénix brillante
don Lope de Vega Carpio…,
y hortalizas y verduras
son hoy los del pueblo llano
que por un mismo patrón
se someten a su embargo.
Pero el perro socialista
está el huerto vigilando
y parece que ni come
ni deja engordar al amo.
Triste suerte, triste emporio
el que ya han echado abajo
con su bloqueo continuo
a un nuevo gobierno sano.
El poeta, en esta síntesis,
del romancero pasado,
a veces se pone lúcido
y a voces va preguntando:
¿Qué es lo que nos pasa ahora?
¿a qué fin hemos llegado?
¿a este torpe desencuentro
entre tirios y troyanos?
Por favor, abran el huerto,
quítenle puertas al campo,
denle oxígeno a las flores,
cultívenlo mano a mano
y que pase todo quisque
si es honesto y bien criado:
perroflautas Podemitas,
inquietantes Ciudadanos,
izquierdistas de Garzón,
sanchistas de Pedro el pardo…,
toda la prole que intente
mejorar el viejo estado.
¡Vamos al huerto, señores,
vamos, pues, a trabajarlo!
(Y que le den por detrás
al que no tuerza su brazo).