Laureano Benítez Grande-Caballero

Los enxiemplos de Pablo Lucanor

Los enxiemplos de Pablo Lucanor
Laureano Benítez Grande-Caballero. PD

Pues yo creía que aquí llegaba Condemor, el macho alfa de la pradera, el mesías de las estepas rusas, príncipe bolchevique coletudo con su puño en alto galopando por la Calzada, jaca negra y luna roja, acompañado por su fiel criado Lucas Errejón, intentando volver a su palacio de octubre y a las trincheras del 36 desde su extravío en los derechones páramos de España.

Mas acabo de descubrir que el apoteósico ingreso del Podemita Mayor en la castuza ha tenido lugar mediante la catarsis aristocrática de otro título nobiliario: Pablete no es el Conde-mor, sino que su verdadero título es el de conde Lucanor, condado mucho más literario, exento de la caspa y cutrez del Chikito de la Pampa.

El tal Conde Lucanor es un personaje literario creado por el infante don Juan Manuel, que entre 1330 y 1335 le hizo protagonista de su libro más renombrado: «Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor y Patronio», una colección de 51 cuentos de tema moralizante, que exponen un conjunto de conductas que han de tomarse como ejemplo para la vida, en forma de «moralejas» que extraen la enseñanza ética de las narraciones.

Ya venía sospechando que el verdadero condado de Pablo era el de Lucanor, pero el aldabonazo definitivo fue cuando afirmó «urbi et orbe» que el chanchullo financiero de su fiel escudero Echenique era «un ejemplo moral», un modelo de virtudes, un ideal de santidad que, al parecer, deberíamos imitar todos los españoles. Sólo que, de ser así, no entendemos quién iba a proporcionar los fondos para llevar a cabo su mesiánica tarea del «rescate ciudadano».

Moraleja: «Si haces como el Echenique/ tendrás muchos peniques».

Pero, ¿no decía Pablo Lucanor que nos quería rescatar de la corrupción? Parece que a Pablete le gusta pontificar y proponer como modelos de comportamiento incluso hasta las pillerías de su muchachada. Sin embargo, no sólo no condena ni denuncia las conductas execrables de sus secuaces; no solo sus hampones no dimiten, sino que además son elevados en forma de «enxiemplos» a los altares de la ciudadanía sobre doradas peanas y entre voluptuosidades de incienso.

El primer «enxiemplo» fue cuando dijo que el asalto a la capilla de la Complutense perpetrado por su vestal Rita maestre era «un ejemplo a seguir».
Moraleja: «Asaltad, asaltad capillas y veréis/ que arderán como en el 36».

Todavía no ha llegado a sacralizar como «enxiemplo» la agresión del gorila Andrés Bódalo a un edil socialista en 2012, ni tampoco la violencia que ejerció contra una mujer embarazada hace años-por la que fue condenado a dos años de prisión, que no cumplió porque por aquel entonces carecía de antecedentes-. Sin embargo, el apoyo de Turrión al matón ha sido tan explícito, que poco menos que le considera un preso político al que hay que indultar, cosa en la que coincide con un tal Otegi.

En este caso, a mí me da que lo que más cabría emplear, en vez de la «enxiemplo a seguir», sería la expresión «patada a seguir», típica del rugby, que no me digan que no es mucho más gráfica y expresiva a la hora de calificar las actividades del Bódalo.

Moraleja: «Cuidado, Fátima y Marién/ con el Bódalo de Jaén».

Otro «enxiemplo» de Jaén es el Cañamero, aceitunero altivo, «el jornalero de España», el alcaldoso amo del cortijo que ha construido para sus familiares, al parecer con subvenciones públicas, en un «monte malo».
Moraleja: «Si quieres ser como Cañamero,/ no seas aceitunero».

Y también se podría proponer el mismo Pablo Lucanor como «enxiemplo», pues parece ser -según afirmaba Eduardo Inda- que pagaba en negro a los trabajadores de su programa televisivo «La tuerka», y además un sueldo que no llega a los 645 euros del salario mínimo interprofesional. En círculos podemitas se intenta justificar esto diciendo que no había fondos suficientes para pagar más a los trabajadores, pero esto no se entiende en un entorno que ha recibido sustanciosos ingresos de Irán y Venezuela.
Moraleja: «Million dólar Pablete/, y a los trabajadores torniquete».

La verdad es que Pablenin no es el único con sangre azul en la casta podemita, ya que hay más aristocracia rancia en su círculo. Sin ir más lejos, el Moneydero esconde, título otorgado por la Real Chancillería de la Hacienda española, y por la Universidad Complutense de Madrid, a la que escondió sus trabajos para Venezuela. Como vemos, más «enxiemplos» a seguir.

Moraleja: «Si quieres ser conde pinturero/ haz como el Moneydero».

Y todavía estoy esperando que alguien de la cúpula del puñoenalto diga que las amenazas de flagelación de Pablete a la periodista Marilú Montero son también un «enxiemplo» a seguir. O el acoso y las vejaciones machistas que han sufrido algunas jóvenes de los Círculos podemitas por parte de sus propios compañeros.

Moraleja: «A Lenin rogando,/ y a las mozas dando».
Otros «enxiemplos» a porfía y a mansalva los tenemos en el tuiterío progre, que insulta y amenaza a quienes no comparten su ideología. «Enxiemplos» de ideas y comportamientos que deberíamos seguir, desde luego, pero por la vía judicial, sino fuera porque en España absolutamente todo está permitido por unos jueces que sobreseen y archivan bajo la consigna de que aquí «no passa nada».

Pero a mí se me ocurre que las moralejas del libro del conde Lucanor son muy aptas para ser tuiteadas en feroces contraataques contra los pervertidos «enxiemplos» de esta chusma antisistema que nos quiere dar lecciones de ejemplaridad moral.

«Enxiemplos» como panes, moralejas como catedrales:
Para que los males no puedan llegar/ su raíz al comienzo debemos cortar.

Al enemigo que tuyo solía ser/ nunca le debes en nada creer.

Por sus dichos y hechos puedes conocer/ lo que el mancebo llegará a ser.

Juzgar por las obras, no por la apariencia/ en esto consiste del vivir la ciencia.

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