Camarero soy yo. ¿Y pasa algo?
Va un vino de Jerez, va una empanada,
va un gintonic bien fresco, una ensaimada…
Ansioso de servir, he aquí un hidalgo.
Voy sereno y deprisa igual que un galgo
con pollo, con paella o mariscada;
voy con churros, aceite y mermelada,
llevo todo de todo… porque valgo.
Restaurar es mi máxima primera,
donde pongo los ojos pongo el plato
y nadie se me escapa, por buen trato.
Metan el diente, saquen la chequera,
a sus pies puesto, con placer acato
cualquier servicio al sol, caro o barato.
Y si hay propina
ya la ronda es divina:
atiendo y no cato.