No se puede pretender ser comunista y socialdemócrata a la vez
El País le dedica su editorial de este 21 de agosto de 2016 a Pablo Iglesias y su formación comunista, en un texto titulado ‘Debilidad de Podemos’ que arranca así–Podemos se rompe en tres en Galicia después de En Marea ‘empape’ a Pablo Iglesias–:
El problema que tienen las fuerzas políticas que crecen en aluvión es que, antes o después, empiezan a agrietarse cuando algunos de sus protagonistas quieren volar solos o sacar provecho de los réditos de un buen resultado electoral.
Eso le está pasando ahora a Podemos y sus aliados territoriales. El ejemplo de la coalición En Marea, en Galicia, puede ser el principio de una crisis de mayor calado que puede sufrir el partido de Pablo Iglesias a medida que pasen los meses.
Se refiere el diario de Prisa a la tremenda crisis abierta en la comunidad gallega, que está haciendo correr ríos de tinta desde hace varias semanas–¡La que tienes liada en Galicia, Pablo Iglesias! Un candidato le amenaza con los tribunales si no hay primarias–.
Llegaron las elecciones municipales de 2015 y los líderes de Podemos supieron aliarse con candidaturas de éxito en algunas de las principales capitales españolas. […]
Sin embargo, esas coaliciones se están agrietando ahora por varios motivos. En primer lugar, la promesa incumplida de Iglesias a sus socios de que tendrían grupo parlamentario propio en el Congreso fue el inicio de un desencanto que se ha acrecentado ahora con motivo de los comicios de Galicia y el País Vasco–Un sector de Podemos Galicia denuncia a la dirección estatal por coacciones —
Sigue:
Además, sus principales figuras políticas municipales (Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona) se han desmarcado de forma ostentosa del aparato oficial de Podemos cuando éste ha querido sacar partido de un éxito que no le corresponde.
Podemos tiene ante sí un serio problema de crecimiento y de identidad.
Han perdido la inercia positiva que lograron al asumir los ideales del 15M y su estructura interna es cada vez más autoritaria frente a sus aliados territoriales, que no van a aceptar la larga mano de Iglesias en sus decisiones a todos los niveles
Y remata:
Si Podemos quiere consolidarse como una fuerza política de implantación nacional tiene que olvidar su estilo caudillista (algo difícil a la vista de las últimas purgas llevadas a cabo) y aclarar su posición ideológica, tanto a nivel político, como económico o territorial.
No se puede pretender ser comunista y socialdemócrata a la vez, ni defender el derecho a decidir en varias regiones postulándose como un partido nacional.