Salvador Sostres, fiel a su estilo claro, directo y también polémico, escribe las cosas como las piensa y este 21 de agosto de 2016 dedica su columna en ABC al asesinato de Federico García Lorca, de cuya muerte se cumplen 80 años.
Sostres comienza fuerte:
ES un exceso decir que a Federico García Lorca lo asesinó Franco o el franquismo. Y es una ofensa al poeta decir que era comunista o que reivindicaba su homosexualidad. A Lorca le fusilaron unos brutos de pueblo, motivados, muy probablemente, por cuentas pendientes entre familias
El uso que cierta izquierda ha hecho de la figura del poeta es motivo de crítica para el columnista del diario que dirige Bieito Rubido:
La bajeza con que la izquierda ha destrozado el prestigio de su obra ha sido su segunda muerte, incluso más trágica, por lo que se ha prolongado en el tiempo. Lorca no tendría que ser bandera de nada más que de la mejor poesía del siglo XX, y si los cafres de su pueblo acabaron con su vida, los no menos zafios de la carraca progresista han mancillado la eternidad de su altísima obra.
Continúa:
Lorca es increíblemente superior a cualquier etiqueta con el que se pretenda encasillarle, pero puestos a intentar explicarle un poco, era un chico conservador de pueblo, profundamente católico. Por mucho que sugiera lo contrario la absurda propaganda izquierdosa, habría estado mucho más cómodo en Misa que en las carrozas del Orgullo Gay y estaría mucho más de acuerdo con Juan Pablo II que con Pedro Zerolo.
Y finaliza:
Cuando acabemos de usar a Lorca estaría bien que le leyéramos. Ahora que se cumplen ochenta años de su muerte podríamos dejar de buscar su tumba para empezar a buscar sus versos, y hallar la belleza, la verdad y la contradicción que se encuentran en la obra de todo gran poeta. Lorca no fue de estos ni de aquellos. Fue una víctima del momento.
Pero en cualquier caso su obra sólo tiene que ver con su vida y con su genio. Y no con su muerte, que ni fue una consecuencia ni fue martirologio, sino un desgraciado accidente. Un país que no entiende a sus poetas será siempre un país de bestias. Hay algo peor que fusilar a Lorca, y es no leerle.