Muestra cara de enfadado
reprimido este gañán
como si le hubieran dado
la butifarra sin sal.
Cada vez que abre la boca
despotrica a troche y moche
y sus ojos de alimoche
se estrellan contra una roca.
¿Qué roca es esa? Rajoy.
Erre que erre el catalán
se emperra a día de hoy
en embutirle su plan.
Pero el gallego, tozudo,
ni en funciones cede un palmo
y deja al pobre boludo
como al cura con el salmo.
Raja que raja el «esquerro»
con su compadre Rufián,
pero nada, que a otro perro
con su ANC radical.
Basta de recochineo,
que el dis-putado Congreso
no está para el regodeo
de un chiquilicuatre obseso.