Jordi Rosiñol Lorenzo

El Caudillo socialista solo saldrá del Congreso bajo palio

El Caudillo socialista solo saldrá del Congreso bajo palio
Jordi Rosiñol Lorenzo. PD

Madrid empieza a cobrar vida, la ciudad despereza un año más, nuevamente Septiembre finiquita el veraneo de Agosto, y aún así, en su primer sábado, la Gran Vía palpita repleta de madrileños que deambulan acompañados por la constante percusión del chancleteo que se resiste a abandonar definitivamente el recuerdo de pasear los pinreles en plena canícula, el tableteo, y la rojez con fecha próxima de caducidad en las mejillas, les delata, y les une sin mediar palabras, tan solo con un simple cruce de lánguidas y cómplices miradas, que lejos quedan los días paradisiacos de vino y rosas, es decir de cañas y espetos.

Crueles los centros comerciales recuerdan a cada paso con desalmado marketing «La vuelta al colé» libros, uniformes, matriculas, materiales, uf y además el primer pago de la tarjeta de crédito, la que pasamos alegremente por el datafono sostenido por el sonriente empleado, en la flamante recepción, del no menos colosal hotel de la Costa del Sol, un año más, la amnesia hizo mella mágicamente durante quince días, pero la triste realidad brota de nuevo en las neuronas, reparte pequeños latigazos de la memoria recuperada, la memoria despiadada traduce cada pensamiento en dolor físico real, y con la acostumbrada opresión en el pecho, respiro con moderados sopliditos, respiro así como para pasar desapercibido ante la amenazante y acreedora vida.

En mi mente repiquetean las palabras que llevamos escuchando todo el año en la empresa, que si no hay estabilidad política las inversiones se ralentizarán, y eso puede suponer regulaciones de empleo, etc. una nueva regulación, un nuevo recorte, en mi ya de por sí recortada vida, me privaría hasta del poco aire que utilizo para los sopliditos que me mantienen vivo, el agobio es de tal proporción, que mi habitual sigilo al andar enmudece las intemporales chancletas floreadas, que con la suela ya del grosor de mi optimismo leo con el talón el dibujo de la loseta que piso.

Antes de irme al veraneo, todos los políticos del país con la vida de millones de españolitos en sus manos, se llenaron la boca de responsabilidad, de acuerdos, de España, ¡no preocuparos! en otoño todo vuelve a la normalidad (normalidad igual a subsistir) pues por diversas causas, unos porque en cuatro años no cambiaron la ley electoral, para introducir la segunda vuelta, otros porque el niño que subía los cafés en Ferraz padece el síndrome del emperador, y una vez con el poder de su partido, y a pesar de este, él no quiere volver a tomar nota de los solos, manchados y capuchinos de los diferentes «Barones», y se enroca en llevar al país a un callejón sin salida, sin alternativa alguna, el nuevo Cesar socialista quiere salir del Congreso como Caudillo, y bajo palio, así que todo apunta, que entre chirlas la inmensa mayoría de los mortales, y entre langostinos la clase política, en Navidad volvemos a votar por tercera vez, bueno mejor dicho van a votar, porque como yo muchos otros españoles se les caeremos de entre los torpes dedos del egocentrismo político.

Jordi Rosiñol Lorenzo

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