Me dan envidia los británicos. Se que suena raro, porque lo habitual por estos pagos en ponerlos a parir y subrayar que llenan en tropel en vuelos chárter, se ponen como cubas aprovechando la ‘happy hour’ y las gilipolleces que hacen desde los balcones de los hoteles costeros.
No se trata de fútbol, tenis, cocina o moda. Tampoco el clima, porque cualquiera que haya pasado una temporada en Londres, sabe de primera mano que la climatología a las orillas del Tamesis es deprimente.
Al igual que me pasa con los galos, me despierta celos de los ingleses la actitud que tienen hacia lo suyo y en especial hacia su Patria. Me conmueve la forma en que conmemoran su Historia .
Pero hoy no se trata de eso. La causa de la pelusa de este martes tiene que ver con eso tan escaso y primordial que se llama coherencia.
Supongo que están al tanto de que al líder laborista Jeremy Corbyn le están dando hasta en el velo del paladar porque entre 2009 y 2012 estuvo cobrando de una television iraní y que siguió metiéndose pasta al bolsillo, cuando la autoridad audiovisual revocó la licencia de la cadena, por emitir la confesión arrancada a Maziar Bahari bajo tortura, como reveló el corresponsal de Newsweek cuando salió en libertad tras 118 días de espantoso cautiverio.
Pues aquí tenemos a Pablo Iglesias, quien además de calificar al griego Tsipras de ‘hermano’ se autodefine como el Corbyn español, trincando a manta de los ayatolás y no pasa nada, nadie parece encandalizarse y la inmensa mayoría de la profesión periodística mira para otro lado, pasa por encima del pringoso asunto o zanja el tema como una ‘travesura juvenil’.
Sólo el año pasado, durante el que el líder de Podemos seguía utilizando un móvil a nombre de Mahmmoud Alizadeh Azimi, gestor del canal islamista Hispan TV, los fanáticos del turbante ejecutaron a 977 personas, incluidas 16 mujeres y 4 menores de edad.
Entre el 28 de diciembre de 2012 y el 11 de noviembre de 2015, cuando restaba poco más de un mes para las generales del 20-D, el de la coleta y sus cuates de ‘La Tuerka’ cobraron de una empresa ligada al gobierno teocrático la friolera de 97.610 euros, a los que se añadieron, muy puntillosos, el correspondiente 21% de IVA.
Pues es con estos, con los mismos mastuerzos que apoyan a los verdugos chavistas, con los que Pedro Sánchez quiere ahora montar un ‘gobierno de progreso’ y dirigir los destinos de España.
ALFONSO ROJO