En esta borrachera mediático-electoral en que vivimos lo difícil es no mezclar.
Es evidente que la Sra. Rita Barberá tenia que haberse ido hace mucho tiempo, que el senado está lleno de «servicios prestados» y que tiene demasiada zona de «aparcamiento».
Pero decía Ortega que cuando se disputaba la razón entre dos grupos, los que eran menos frente a los que eran más, la experiencia le había llevado las más de las veces a estar de parte de los que eran menos, frente a los que eran más.
Y en el caso presente, por encimo del ruido mediático, las imputaciones, ciertas o inciertas, los aquelarres y los autos de fe con fines electorales, es constitucionalmente incuestionable que, con independencia de que sea o no una santa, el escaño de Rita es suyo, no del Pp.
Otra cosa son los intentos para que se vaya de una vez, para que cese su chantaje al partido pero la prohibición del mandato imperativo significa que el escaño pertenece al diputado y no al partido. Y nadie le puede quitar su condición de senadora ni su aforamiento salvo una sentencia judicial.
Los elegidos, según el Alto Tribunal, representan a los electores y no a los partidos, lo que tiene su origen histórico en la necesidad de proteger la libertad del elegido frente a partidos y poderes fácticos aunque, resulta evidente que en nuestro sistema tal afirmación chirría porque en último término, a los diputados y senadores no los eligen los ciudadanos, -no hay listas abiertas-, y todo viene precocinado por los partidos que los han puesto ahi, para que el pueblo simplemente lo refrende .
Por eso todos los que ahora claman deben entender que Rita no se quita porque constitucionalmente, lo que se da no se quita, mientras no se modifique el anacronismo que supone que el diputado o senador pueda conservar algo porque en teoria se lo ha dado el pueblo cuando no es exactamente el pueblo quien se lo ha dado.
Además, qué responderían si cualquier partido quisiera cargarse a un diputado discrepante que ejerciese su libertad de opinión y voto, ese verso libre que tantas veces se ha echado de menos para que vote frente a las disciplinas de partido? La prohibición del mandato imperativo está ahí para eso, aunque en su aplicación pueda tener consecuencias indeseadas. Así es la ley.
Santa Rita, Rita, el escaño que se da no se quita. Aunque, eso es cosa muy diferente, lo tendria que devolver.