Pedro Sánchez tiene un plan. Y a estas alturas, consciente de que si falla se lo va a llevar por delante la riada, ya le da igual lo aconseje Felipe González, comente Fernández Vara o sugiera desde Andalucía la dubitativa Susana Díaz.
Al secretario general y a su la camarilla de la madrileña calle Ferraz les importa un comino que Rodríguez Ibarra anuncie que se marchará del partido si llegan a un apaño con Podemos y los independentistas.
Lo suyo se llama ‘Jugada 170′ y es tan chapucero como simple. Se trata de esperar a que Mariano Rajoy termine de quemarse, intentando aglutinar algún voto más de los que tuvo el pasado 2 de septiembre, y entonces, justo antes del 1 de noviembre, la fecha en que habría que convocar terceras elecciones, desvelar a bombo y platillo que cuenta con suficientes escaños para ser presidente.
Y sus cuentas dan, porque sumando los diputados socialistas, a los de Podemos, PNV, la antigua Convergencia catalana y el de Coalición canaria salen 170.
Bastaría a Sánchez la abstención de los independentistas catalanes de ERC y que los proetarras de Bildu se fueran oportunamente al cuarto de baño, para auparse a La Moncloa por mayoría simple.
PP y Ciudadanos, que votarían en contra de semejante engendro, reúnen justo uno menos: 169 diputados.
No será sencillo convencer a la siempre razonable Ana Oramas, por muchas concesiones, prebendas, tarifas y descuentos que se ofrezcan a los canarios, pero salvando ese detalle, el resto está hecho.
El independentista Homs ya ha dejado claro que ellos prefieren mil veces a Sánchez que a Rajoy en la presidencia, opinión que comparte el vasco Aitor Esteban.
Por lo que se refiere a los de ERC y Bildu, parece claro que siempre van a optar por lo que sea peor para España y cuesta imaginar algo tan desastroso como ese Ejecutivo Sanchestein sustentado en 85 escaños, hipotecado con los periféricos y en precario.
Queda la duda de si los barones del PSOE se tragarán el sapo, pero eso no lo sabremos hasta dentro de una semana, cuando se vote en Galicia y País Vasco. Si los socialistas se la vuelven a pegar, como indican las encuestas, al osado Sánchez y su ambiciosa cuadrilla los van a correr a gorrazos.
ALFONSO ROJO