Federico Jiménez Losantos

Bran/gelina y Pablo/jón

No empezaré con la perogrullada, digna de Pitita Reportera, de que todas las parejas se separan. En rigor, todas las parejas, y por eso lo son, se unen, aparean o aglomeran, según sean humanos, animales o superhéroes podemitas.

Lo normal en las parejas de humanos españoles, formalizadas ante cura o concejal, es que la mitad se separe y vuelva a emparejarse. Es la manía por la simetría de la gente corriente, que también afecta a la mayor parte de las especies del zoo, emparejadas por Noé pero que, acabada la cohabitación forzosa en el Arca, reasignaron sus recursos afectivo-sexuales por aquí y por allá.

En cambio, las estrellas de Hollywood o Tuerkaworld, que han asaltado los cielos o viven en las nubes, no ven la vida como un proceso de afectos, compromisos, hipotecas y niños sino como un plató. Por eso se separan tanto. Para ellos, tan espectáculo es divorciarse como casarse.

No son compañeros de viaje sino de rodaje. No encuentran otra pareja, estrenan nueva película. Y dura, como decía el amigo de Krahe el del cuervo, «lo que duran dos peces de hielo en un whisky on-the-rocks».

Ayer supimos que Brangelina, la célebre pareja formada por Brad Pitt, antes de Aniston, y Angelina Jolie, antes de Thorton, se separa. Dicen que el actor bebe, aunque no hay vídeo de Brangelina y sus mirmidones borrachos cantando La minga dominga, como ese argentino, también defraudador fiscal, que no es Messi.

Y mientras Aquiles volvía de su Troya, con los pies no tan ligeros, retornaba al plató de Twitter la guerra Iglesias/Errejón, pareja a la que podemos llamar Pablojón, en homenaje al «más masculino y más femenino de los hombres», como se definió Iglesias en La Vanguardia. ¿O era Elle? No sé.

Se me pierde el Brad Pitt de Tuerkaworld, cuyas «miradas lujuriosas» glosó Pitita Maestre al debutar como reportera en La Tuerka, Esa noche, en su cadena iraní, el Hombre, entornnando los ojos, le respondió: «Miradas lujuriosas, las que tú despiertas, Rita». Bobby Deglané decía «¿Señorita? ¡Porque usted quiere!». Y ella cloqueaba.

La reporterita Rita cloqueó… y se fue con Errejón. Ahí, en ese coqueto nó-nó empezó la crisis de Pablo/jón, como la de Bran/gelina cuando la ex Aniston consoló, friendly vengativa, a Brad. Podemos va de Eisenstein pero no pasa de culebrón venezolano: Potemkin de Pasiones.

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