Luis Ventoso

El tumor del PSOE no sólo es Pedro Sánchez

Al margen del personaje, el PSOE sufre metástasis

El tumor del PSOE no sólo es Pedro Sánchez
Luis Ventoso. PD

HICIERON bien Berlanga y Azcona, los reyes de la comedia española, en hacer mutis rumbo al cielo hace unos años. Hoy sus vitriólicos astracanes, el mejor retrato junto con Valle-Inclán de nuestro carácter polvorilla, serían bagatelas ante la tragicomedia del PSOE.

La sesión continua de ayer convierte una convención de un partido iraquí en un recital de orden. Lo que organizó el admirable Sánchez en su adiós osciló entre un frenopático y una pesadilla de Kafka. Hubo instantes en que parecía que Alfredo Landa, José Luis López Vázquez y Gracita Morales iban a salir discutiendo por la puerta de Ferraz.

Cayó al fin el empecinado, el egotista que pretendió imponer su inmenso ombligo al dictado democrático de las urnas. Sánchez fue una calamidad. Cierto. Pero su necesaria desaparición no basta para arreglar la hondísima crisis del PSOE, un partido muy achacoso, que desde los años ochenta ha perdido la mitad de sus votos.

Su referente moral, Felipe, dejó el poder hace 20 años para dedicarse -legítimamente- a ganar dinero, no siempre en las más socialistas compañías. Cuando abandonó la Moncloa el teléfono móvil estaba en pañales. Ha llovido mucho. Sus sonoros silencios durante las felonías de Zapatero contra la unidad de España restan bastante crédito a sus actuales filípicas.

Mucho peor ejemplo supone el propio Zapatero, que concita una rara unanimidad: el peor presidente de nuestra democracia. En cuanto a Susana Díaz, que hace dos años ejerció encantada de madrina de Sánchez, lógicamente es mejor que él y más patriota (no es difícil). Pero el reto de refundar el PSOE es tan inmenso que tal vez le quede largo. Le falta formación, ideas económicas y, según ha demostrado en esta crisis, hasta un pelín de agallas. ¿La ven ganándole las elecciones a Feijoo en tres años?

Entre todas las majaderías que ha dicho Sánchez, en algo tenía razón: el PSOE debe elegir si quiere ser un partido antisistema, una suerte de Podemos, pero centenario y con corbatita estrecha; o una formación socialdemócrata, patriótica y con los pies económicos en el suelo.

Los grandes graneros electorales están en el centro. El problema del PSOE es que ese centro ya está ocupado. Lo que voy a decir no es una boutade, estoy convencido: la política socialdemócrata clásica, mantener un correcto Estado del bienestar, es lo que ya está haciendo Rajoy, quien para nada es un liberal, sino más bien un amante del Estado protector y el peso de la función pública, de la que él mismo forma parte, como casi todo su Gobierno.

Las habas son contadas. No dan para más ayudas sociales (más bien al revés, Bruselas ordenará recortar).

Si el PSOE volviese al poder, la realidad impepinable es que tendría que hacer unas políticas clónicas a las del PP. Además, tiene pendiente curarse de su filonacionalismo, un cáncer en la urnas y para España. Sus filiales de Cataluña y Baleares son abiertamente nacionalistas y las de Galicia y el País Vasco se pliegan acomplejadas. Corregir esa deriva requerirá cirugía dura y mucho patriotismo.

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