Eleonora Bruzual

La Paz de asesinos y cómplices

Santiago es el alias de Juan Manuel Santos, utilizado por el G2 cubano. Juan Manuel que junto con Enrique y Felipe integra el trio Santos Calderón, y que nos muestra cuan meticulosa ha sido la estrategia para adueñarse de Colombia

La Paz de asesinos y cómplices
La periodista Eleonora Bruzual. PD

La izquierda amoral en todo el mundo se mueve para ver si pueden revertir el resultado del Plebiscito en Colombia; así han dado el Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos, ese que buscó convertir la nación neogranadina en otra provincia de la Cuba de los tiranos Castro como es Venezuela después que esa izquierda canalla comandada desde La Habana y organizada en el Foro de Sao Paulo, decidió que para tomar el Poder resultaba más fácil, seguro y provechoso valerse de los recursos que brindan las democracias, minarlas, penetrarlas y después simplemente destruirlas.

Así con la paciencia que suele tener el mal, insertaron a Santiago en el panorama democrático colombiano. «Santiago» fue primero ministro en el gobierno de César Gaviria, luego le colocaron nada más y nada menos que al lado del más férreo enemigo del comunismo en ese país codiciado por los bandoleros castrocomunistas y así «Santiago» se ganó la confianza de Alvaro Uribe Vélez y en una sagaz y aterradora estrategia llegó a ser su ministro de la defensa y a ejecutar golpes contundentes contra la guerrilla más sanguinaria y antigua de América apareciendo de esa manera como su peor persecutor y disipando cualquier duda que pudiese despertar ser hermano de Enrique Santos Calderón uno de los fundadores del M-19 guerrilla dependiente también de La Habana y financiada como las otras por el narcotráfico del que tanto saben y tanto provecho han sacado Fidel y Raúl Castro.

Como pueden ver, Santiago es el alias de Juan Manuel Santos, utilizado por el G2 cubano. Juan Manuel que junto con Enrique y Felipe integra el trio Santos Calderón, y que nos muestra cuan meticulosa ha sido la estrategia para adueñarse de Colombia y llevar a Nariño a Rodrigo Londoño Echeverri, conocido bajo los alias de «Timoleón Jiménez» y «Timochenko».

Tres integrantes de la oligarquía colombiana, ganados para convertirse en elementos clave en el plan de hacer de Colombia un satélite del narcocomunismo. Estrategia brillante que contempló hasta la muerte de Luis Édgar Devia Silva, alias Raúl Reyes, miembro del Secretariado de las FARC, hecho ocurrido el 1 de marzo de 2008 cuando las fuerzas armadas y Juan Manuel Santos -para la época ministro de la defensa- desplegaron una operación militar en las cercanías de Santa Rosa de Sucumbíos, población ecuatoriana limítrofe con el departamento colombiano del Putumayo.

Hoy cualquiera entiende que la vida de uno de los bandoleros, bien valía que Juan Manuel Santos quedara absolutamente libre de toda sospecha de colaboracionismo con los narcoguerrilleros y sus jefes en Cuba. La vida de Raúl Reyes era nada si se lograba llevar a «Santiago» a la presidencia. Y se logró y ya en Nariño se cargó -dentro del mismo plan- a Guillermo León Sáenz, alias ‘Alfonso Cano, a Víctor Julio Suárez Rojas alias «Mono Jojoy y a otros más, dando curso al plan que hoy ya vemos como se preparó y se ejecutó.

El Poder abre puertas, capta «Amigos», reúne intereses… De allí que electo y reelegido Juan Manuel Santos comenzó y realizó su tarea. Con un poder mediático gigantesco inició desde los espacios periodísticos y de opinión del diario El Tiempo, la revista Semana y otros medios tanto impresos, radioeléctricos y digitales una campaña destinada a emocionar incautos con el siempre subyugante sueño de la Paz. Logró cientos de miles de adeptos, se agenció los mismos apoyos internacionales con los que han contado los tiranos cubanos y cuando se consideró que habían millones dispuestos a olvidar los crímenes horribles de esa narcoguerrilla, se develó el plan no de paz sino de impunidad absoluta, de entrega de tierras, de curules, emisoras de radio, plantas de televisión y vaya a saberse que otras «Cosillas» más…

Y las llamadas elites internacionales apostaron sin dudar por un acuerdo apadrinado así por un dictador, asesino y delincuente. ¿Cómo pudo pasar? Pues como ha pasado con los Castro y para muestra hasta Jorge Bergoglio ese papa que le emocionan tanto los vándalos comunistas rápidamente informó que si el plebiscito era ganado por los que apoyaban esa «Paz» vergonzante, de inmediato iría a Colombia a repartir besitos y estampitas y a patear el derecho de miles de víctimas a la justicia. Y el Vaticano se convirtió junto con los tiranos Castro y el siempre complaciente gobierno noruego en factor clave del diálogo ¿No les parece más de lo mismo…?

Y de Noruega no podía faltar el Nobel de la Paz con el que «Santiago» corona su vida de aliado incondicional del comunismo generador de hambre y muerte.
[email protected] @eleonorabruzual

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