Aunque casi nunca, por no decir nunca, me apetece escribir sobre temas personales, dado que cuando en el mejor de los casos me pierdo reflejando mi imaginación, y en el peor de los casos y con demasiada frecuencia arrastrado por la actualidad social o política que enerva mis dedos aporreando el teclado en una consciente manifestación reivindicativa.
Pero hoy si voy hablar, y lo voy hacer por un motivo que no puedo, ni quiero obviar, después de muchos años conmemorando el doce de octubre, el día nacional de nuestro país, el día de la Hispanidad, una jornada lúdico festiva acostumbrado a celebrarla en mi tierra, en mi querida Cataluña, desde la plaza que le da nombre en la Barcelona cosmopolita, inclusiva, tolerante y moderna, que de unos años para acá unos descerebrados se afanan en destruir, intolerantes desquiciados navegan en quimeras sin sentido, sin razón, y que sin ninguna vergüenza, ni respeto hacia la democracia, y la legalidad vigente amenaza el estado de derecho, que aquejado de la enfermedad patria de los complejos, no protege como debiera, sin titubeos al conjunto de la sociedad, independientemente de la región española que vivas.
Este año va a ser diferente, muy diferente, con sentimientos encontrados, en el mortero de mi conciencia se mezcla cuarto y mitad de nostalgia, una libra de alegría y el resto de orgullo. Orgulloso al recordar a las miles de personas que van a defender en unas horas la indiscutible hispanidad de Cataluña, que la van a defender como desde hace unos años lo hacen ante la hostilidad de las instituciones autonómicas, y de algunas municipales, ancladas seguras en una supuesta impunidad.
Muchos miles ondearan la bandera rojigualda como defensa de su identidad, pero sobretodo como defensa de su libertad, y con la suya, la de todos, incluida la mía, que gracias a Dios, a día de hoy la tengo garantizada en mi nueva casa, en mi nuevo hogar, en la Región que me ha adoptado y que traspira españolidad por los cuatro costados. Que fácil va a ser para mí este año la celebración!
Que fácil estar en la casa cuartel de mi admirada Guardia civil, y al tiempo que difícil no sentirme un escaqueado, un desertor donde realmente hace falta luchar más que nunca, decía antes que serán miles de catalanes que saldrán a la calle, por supuesto no los conozco a todos, pero sí que conozco decenas de ellos, y a cual ellos mejor!
Decenas conozco, y a cada uno de ellos me gustaría rendirles un homenaje en la distancia, pero sois tantos y tantas las palabras que como un torrente fluirían de mi interior, que colapsaría la web de Periodista digital, ante la lógica irritación de Alfonso Rojo, también podría centrarme en alguno de los personajes más representativos de la lucha política y social en la defensa del constitucionalismo.
Pero no, sin desmerecer a nadie, y desde la más profunda sinceridad y objetividad, hay una persona que aúna y representa los valores de todos nosotros.
Esta persona, este hombre silencioso y trabajador incansable como nadie, este ser humano en mayúsculas, con unos principios firmes y rocosos como nunca he conocido en nadie, es miembro de Societat Civil Catalana desde el principio, su ahínco cargado de modesta inteligencia, nunca espera nada a cambio del incalculable esfuerzo que realiza a diario, estas y otras virtudes hacen de Arturo Fernández Ruiz un ejemplo a seguir, y un espejo en el que ojalá nos reflejáramos todos, esta opinión es compartida por todas las personas que tenemos en común el placer de conocerle, y ser bendecidos con su amistad.
Feliz doce de Octubre, Feliz día de la Hispanidad, y de la Virgen del Pilar, virgen de los zaragozanos y de la patrona del Benemérito cuerpo de la Guardia Civil.
Jordi Rosiñol Lorenzo
