Victor Entrialgo de Castro

El Gobierno funambulista

El Gobierno funambulista
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Soy de los que piensa que las terceras elecciones serían una mejor línea de salida que el alambre para el gobierno funambulista que va a salir de la abstención del sábado, aunque también tenga sus virtudes.

A la tercera, no iría la vencida y no se despejaría todo el panorama político pero sí parte. En el lento camino de vuelta que, pasado un tiempo, nos devolverá al bipartidismo imperfecto, con las terceras elecciones el PP subiría. El PSOE, después de perder apoyos, por tanto como debemos todos a Sánchez, recuperaría parte por «el sentido del equilibrio de los españoles» que no votaron a Sánchez pero no quieren que el PSOE desaparezca, sino que empiece a remontar.

Y comenzaría el retroceso de las mareas y cofluencias, la limpieza de esto que no es un partido sino un movimiento que ha tocado techo y a partir de ahora no puede sino ir a menos. Eso pasaría.

Pero Rajoy, hombre poco gustoso de cambios drásticos, ha elegido el gobierno en minoría, que tiene una parte buena, dar seis meses al PSOE para recomponerse y volver poco a poco hacia el bipartidismo imperfecto en el que el centro derecha y el centro izquierda se alternen en el gobierno de España Pero el Gobierno en minoría tiene otra parte no tan buena..

Así que compren sus pelotas. La semana que viene podrán lanzarlas al Gobierno que atravesará la legislatura en un alambre con pim, pam, pum, tensado por oposición y francotiradores dispuestos a obstaculizarlo lo más posible o echarlo a bajo.

Algunos como Iglesias han empezado ya a lanzar y romper pelotas al candidato antes incluso de subirse al cable de acero, llamando quasidelincuentes a la mitad del parlamento, versionando uno de esos chistes fáciles populistas. Y mientras los camisetas mojadas se hacen un lío sobre si por fin representan o no representan, montan broncas de patio de colegio, y salen dando una vuelta por el hemiciclo como los payasos de la tele.

Y lo mismo el separatista Tardá, con ese terno negro característico que algunos catalanes emplean para recibir al sol, como Jose Tomás recibe a los toros a puerta gayola, ha lanzado sus pelotas contra el funambulista desde el callejón sin salida en el que se han metido ellos mismos. Y ha vuelto a repetir: «proceso, proceso y proceso», seguramente, porque mientras dura el proceso, seguirán todos viviendo de eso. Pues eso.

Si finalmente el sábado Rajoy se sube al alambre, este se convertirá en la cucaña llena de grasa de un barco de piratas, a lo largo de cuya legislatura resbalosa deberá evitar caer porque abajo le esperan un montón de tiburones hambrientos.

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