Victor Entrialgo de Castro

La transición vive arriba

La transición vive arriba
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

La transición democrática es el mayor hito de la España moderna y su mayor patrimonio político, demasiado bonita para que unos cuantos que no llegan ni al 20% de los votantes, quieran asaltarla y violentarla.

Ha quedado a la vista de todos que el dogma de los demagogos según el cual el pueblo siempre tiene razón, no se sostiene. El pueblo es el titular de la soberanía, art 1 de nuestra Constitución, y de él emanan todos los poderes del estado, que duda cabe. Pero de ahi al acierto hay un trecho.

Y ese trecho aparece hoy diáfano ante nuestros ojos. El pueblo claro que se equivoca, como cada uno de los electores. Algunos españoles creyeron que la solución a la corrupción era votar a unos desconocidos oportunistas sin ninguna experiencia ni laboral ni política que tenian la tentación de subir muy arriba. Hasta el cielo dijeron. No era esa la solución al problema. La limpieza de la corrupción va por otro lado y está siendo juzgada por nuestros jueces y tribunales, por nuestro estado de derecho, fruto de la transición democrática.

Pero con una demagogia infantil seguidora de un par de flautistas de Amelin que aprovecharon ese malestar en beneficio propio regalaron los oidos de los desencantados por una y otra razón, y se han propuesto acechar a la Transición política que vive arriba.

A la vista está que votar a Podemos no era la solución. Viviendo en el subsuelo democrático, no llega ni a sótano de la Transición. Y aprovechando la ausencia de la autoridad de un Gobierno debilitado por la corrupción, igual que el vecino de Marilyn la ausencia de su mujer, estos han tenido y tienen la tentación de asaltar la transición. Pero por la rejilla que algunos han querido ventilar la democracia desde el subsuelo democrático, Podemos no ha llegado más allá que a darle aire a su falda.

En diez meses han perdido más de un millón seiscientos mil votos y no han aportado más que inefables episodios e irrisorias ocurrencias y ni una sola idea política, ni detenido un deshaucio, ni creado más trabajo que listas con parientes y amiguetes más propias de una boda que de un ayuntamiento.

Y ahora en la investidura del Presidente Rajoy, los Espinar, Montero, Iglesias con Rufián han mostrado su nerviosismo y mostrado una evidente violencia reprimida ya conocida ante la evaporación de sus aspiraciones de revolución. ¡Cómo gente tan joven con tanto odio! exclamó la diputada canaria Ana Oranas. Todo lo que el panoli de Sánchez estuvo a punto de propiciar y ante el desplazamiento que pueden sufrir esta legislatura a poco que PP, PSOE y CIUDADANOS den pasos firmes frente a los enemigos de la libertad, este movimiento financiado por potencias extranjeras que debe ir decayendo hasta su disolución final.

Ya sea con o sin el empecinado, causante de este bloqueo imperdonable, que ahora a la vuelta de San Francisco, uno de los lugares más caros del mundo, adonde fue sacado en volandas por unos hombres de negro cuando su partido le dio una tardía patada en el culo, dice que va a recorrer España en un seiscientos convocando a todos los parias de la tierra.

No cabe mayor desfachatez que la del ego insaciable de Pedro Sanchez cuya contumacia no tendría explicación si no fuera por los intereses de quienes le obligan a resistir e insisten en querer auparlo a la Moncloa. Ignoran que la Transición es mucha Transición. Y vive arriba.

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