No es cuestión de predilección. Es cuestión de que Javier Fernandez, ingeniero de minas, ha emergido del magma, la lava y los residuos del legado de Pedro Sanchez junto a sus derrotas históricas, como el hombre del kairos.
Cuando amaine la tormenta, Javier Fernandez debiera ser reafirmado por el partido socialista no sólo para concluir la labor de la Gestora y el rito purificador, sino para llevar al PSOE hacia la tierra prometida, que es la que le ha sido hurtada por unos asaltapraos.
Evidentemente, está su libertad y su voluntad y él ha manifestado no querer. Pero si fuera posible, Javier Fernandez, -apoyado por un Secretario de organización con facultades ejecutivas y de perfil muy distinto a Pepiño y Luena,- aparece como el hombre del kairos, el hombre tranquilo indicado para conducir al PSOE, con su bonhomia y sus formas, mientras le devuelve el prestigio perdido.
Y ello, tanto dentro del partido, donde los que mandan han dejado el poder a absolutos irresponsables inexpertos como Zapatero o Sánchez y sus equipos; como entre los votantes desencantados que seran los que en su dia puedan darle de nuevo el gobierno quienes, últimamente, y puestos a variar, en lugar de hacer un experimento electoral con gasesosa lo hicieron con Nitrotolueno.
Esos electores que votaron a una panda de niñatos demagogos liberaron así presión y un montón de ideologia finalmente gaseosa, lo que aprovecharon para hurtarle terreno al PSOE, que debe ahora salir en busca de esa tierra prometida, con Moisés y mandamientos en lugar de con un guia amateur subido en un seiscientos.
Eso es lo que ahora necesita el PSOE. La autóritas de un Moisés con mandamientos. Cosa distinta es que Javier Fernandez, por muy respetables razones personales, haya manifestado no querer. Y hace bien. Pero desde el punto de vista del panorama político español su condición de hombre del kairos es de libro.
La recuperación de las formas y la cortesia democrática en el camino de vuelta al bipartidismo imperfecto, con un primer paso que elimine el problema perpetuo el PSC creando un PSOE en Cataluña, de camino hacia el objetivo. Levantar un edificio construido sobre dos carriles, -uno el centro izquierda y otro el centro derecha, que tenga cierta holgura para las oscilaciones incluso en casos de terremotos políticos.
Los rufianes separatistas y podemitas han declarado ese bipartidismo imperfecto muerto. Se equivocan. Precisamente porque han visto resurgir el espíritu de la Transición, no han logrado el Gobierno y atisban una legislatura divididos y sin rascar bola, han reaccionado nerviosos. Les ha entrado el pánico.