Juan Pablo Colmenarejo

PSC: El partido menguante

PSC: El partido menguante
Juan Pablo Colmenarejo (COPE). PD

omo volvió a explicar ayer Miquel Iceta, el PSC es un partido catalanista. Es decir, el PSOE en Cataluña no existe tal y como sucede en Badajoz o en Cádiz. Inasequibles al desaliento, los que quedan todavía en el Partido de los Socialistas Catalanes insisten en la misma senda que les ha hecho menguar, sin parar, desde 2008.

Se han dejado más de un millón de votos, pasando del 45 por ciento de los sufragios en Cataluña -decisivos en la victoria de Zapatero en aquellas generales- a un modesto 16 por ciento. En escaños, de 25 a 7 en el Congreso.

Los que rompieron la disciplina de voto hace una semana defendieron una coherencia que solo conduce a ser absorbidos por el populismo antisistema del Podemos marca Colau. El PSC con Maragall fue el que inició el camino de perdición.

Los socialistas con sus 52 escaños en el Parlamento autonómico ahora tienen 16, se arrimaron al independentismo, firmaron el cordón sanitario contra el PP en el Tinell e iniciaron con Montilla el endeudamiento que ha llevado a la

Generalitat a ser rescatada, en silencio, por un Gobierno del PP. De todo esto nadie ha hecho autocrítica ni mucho menos ha planteado una rectificación. El PSC se ha machacado solo.

Los números del socialismo catalán no salen por ninguna parte. El PSC es soberano en Cataluña y solidario con el PSOE en el resto de España. Pero la relación se rompió hace una semana cuando los diputados socialistas de Cataluña decidieron acabar con ella. No solo desobedecieron el resultado de una votación democrática en el Comité Federal, sino que certificaron la evaporación del PSOE como partido nacional en Cataluña.

Ahora los que se han pasado años diciendo que era necesario refundar al PSOE en Cataluña tienen la única oportunidad que les queda si no quieren desaparecer del todo. La tentación de Iceta de ir en coalición con el Podemos catalán es grande. Toca sobrevivir.

En la semana de la investidura de Rajoy hubo unanimidad en el PSC, por coherencia. Así los explicaban todos y cada uno de sus dirigentes. No importa que seamos menos. Lo que cuenta es que creamos en nuestra desobediencia.

La gestora del PSOE tendrá que echar al PSC de su estructura para por lo menos igualar el trato. Cuando lo haga deberían plantearse volver a empezar. La herencia de Sánchez va a ser alargada en el PSOE, pero no tanto como la de Zapatero, con quien empezó la imparable caída del PSC: «Aceptaré todo lo que venga del Parlamento de Cataluña». Fin de la cita. Ver página 20

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