Carlos Rubio Romo

Los ComPPlejos de la derecha (y 1)

Los ComPPlejos de la derecha (y 1)
Carlos Rubio Romo

Asistíamos hace poco al capítulo nº 45.678 (más o menos) de las cesiones/bajadas de pantalones/rendiciones/claudicaciones de la derecha española desde que tenemos este régimen en España que algunos, no sé si en un arrebato de atrevimiento o de ignorancia, se atreven a llamar democrático.

En este caso fue la derecha mediática, pues se trató del Sr. Giménez Barriocanal, presidente de la Cadena COPE, y la bajada de pantalones frente al siniestro sepaRATISMO catalán.

Este señor justificó el «cambio de tono» (entiéndase por «cambio de tono» un entreguismo cobarde y rastrero) de la COPE respecto a Cataluña (entiéndase no Cataluña sino el sepaRATISMO catalán), pidió que 13TV hiciera lo mismo y que desde el consejo directivo de esa televisión, del que él va a formar parte en breve, se iría en esa línea. Terminó su gloriosa intervención reconociendo que se había disculpado con la Sra. Juana Ortega, antigua vicepresidenta de la Generalidad catalana, por el trato que la COPE había dado a Cataluña.

Voilà! Y se quedó tan pancho el tío.

No por repetitiva, esta cobardía deja de ser menos repugnante, estomagante y nauseabunda.

Y a la vista de esa contumacia en la claudicación, legítimamente nos podemos preguntar: ¿por qué la derecha vive acomplejada con la izquierda? ¿Por qué ha renunciado desde hace cuarenta años a plantear el más mínimo combate ideológico, cultural, social o económico a la izquierda? ¿Qué buscan con esta actitud medrosa? ¿En qué se traduce esta pusilanimidad? ¿Cómo ha afectado a nuestra patria esa capitulación?

Pero antes de responder a todas esas preguntas, debemos responder a una pregunta dificilísima: ¿qué entendemos por Derecha?

Más que nada porque si Ud, amable lector, hace una encuesta entre sus amigos y familiares constatará un fenómeno paranormal, digno de los programas del gran Íker Jiménez: ¡en España no hay nadie de derechas!
Nuestra patria es la única nación del Mundo junto con Corea del Norte (y ello por razones obvias), en la que nadie se declara de derechas. En el imaginario borreguil colectivo eso equivaldría a reconocerse ladrón o traficante o pandillero o proxeneta o cosas aún bastantes peores.

Simplemente para dar un ejemplo: en los estatutos del PP, que algún marciano o corresponsal extranjero (que en términos de conocimiento de la realidad española vienen a ser lo mismo) pudiera asociar a la derecha, podemos leer en su artículo 2:

«Ideología. El Partido Popular se define como una formación política de centro reformista».

¡Sapristi!, diría algún fiel «hooligan» de Esperanza Aguirre, ¡cáspita! exclamaría algún devoto de Jaime Mayor Oreja, ¡diantres!, mascullaría algún leal del aznarato.
«¿pero estos no eran de derechas?», «toda la vida votándoles y resulta que son de centro», «me han engañado» rumiarán en su desesperación los que les votan porque piensan que son de derechas y que, a su vez, nunca reconocen que son de derechas…

No tengo ni la pretensión ni la formación para escribir un tratado de Ciencia Política, pero antes de continuar mi artículo debo dar una respuesta a la pregunta del millón.

Para mí ser de derechas es:

– Entender la Política como el servicio al Bien Común.

– Tener una visión trascendente de la vida y, por lo tanto, reconocer que existe un orden natural y una moral objetiva que tienen su origen en Dios.

– Amar lo propio sin odiar lo ajeno. Fomentar, por tanto, el patriotismo y combatir el nacionalismo y el racismo.

– Defender su casa, su patria, frente a las agresiones y a las invasiones violentas o presuntamente pacíficas para preservar así nuestro modo de vida, nuestras raíces y nuestra cultura.

– Reconocer que todos los hombres somos diferentes, maravillosamente únicos, cada uno con sus cualidades y aptitudes, pero iguales en dignidad. Rechazar, por tanto, cualquier concepción utilitarista del hombre así como cualquier tentación igualitarista del mismo.

– Defender la vida en todos sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.

– Proclamar, defender y favorecer el papel fundamental que tiene la Familia como célula básica de la sociedad y manifestación natural y primera de las relaciones humanas.

– Aplicar el principio de subsidiariedad a la acción política: «que lo que pueda hacer el cuerpo inferior, no lo haga el superior».

Por lo tanto, el papel del Estado y del sector público en general no debe ser más que auxiliar de la Sociedad y de cómo ésta se organice y no como hoy, donde se ha convertido en un monstruoso pulpo cuyos tentáculos abarcan y asfixian cualquier iniciativa.

Permitir, por lo tanto, que la Educación, la Sanidad, las pensiones y muchas otras áreas monopolizadas por el sector público y, por tanto, ineficaces y esclerotizadas sean asumidas por actores de la Sociedad.

– Poner en el centro de la vida laboral el mérito, el esfuerzo y la honradez como los únicos requisitos para progresar. Una ética del trabajo radicalmente opuesta, por una parte a la cultura del pelotazo y, por la otra, al zanganeo que sólo busca vivir a costa del sudor del prójimo.

– Perseguir al delincuente y proteger a la víctima. El código penal debe castigar con severidad al malhechor.

– Una Justicia profesional e independiente del poder político. La Justicia no debe ser como Torrente el «brazo tonto de la ley», sino un contrapeso efectivo y eficaz al poder político.

Creo que en esa definición muchos españoles podrán identificarse…aunque luego ni uno lo reconozca públicamente por el «qué dirán».

Dicho todo esto, debo precisar también que para mí el Centro político no existe. Es un invento más para esconder su ideología que (¡adivinen!) tiene mucho más que ver con la derecha que con la izquierda.

Por abundar en esa tesis, no hay más que echar la vista atrás unos años y recordar que en nuestra patria los dos personajes que reivindicaban la paternidad del Centro fueron Manuel Fraga y Adolfo Suárez que no construyeron precisamente su carrera política en la oposición violenta a Franco y a sus ideas.

George Lakoff, el autor de cabecera de esa catástrofe natural de aciago recuerdo llamado ZP, lo expresó muy bien:

«El centro ideológico o político no existe».

Lakoff explica que en política «es imposible que la mayoría de los asuntos puedan colocarse en una escala lineal y los moderados estén siempre en el punto medio de las escalas. Primero, porque muchos de ellos son asuntos de «sí o no»: no hay escala».

En consecuencia, si en nuestro análisis nos limitamos temporalmente al período transcurrido desde la muerte del general Franco, la derecha vergonzante, es o ha sido:

– Política nacional: UCD, CDS, AP y PP

– Medios: ABC, La Razón, COPE, Onda Cero

La enumeración no es exhaustiva pero sí es representativa. Por supuesto ha habido en nuestra patria una derecha valiente, combativa, recia que hoy es absolutamente residual no porque sus ideales hayan caducado, ni muchísimo menos, sino porque la derecha cobarde, acomplejada y pusilánime la ha combatido con muchísima más saña que la izquierda hasta prácticamente exterminarla.

¡Qué de camino recorrido desde el año ’77 por la antigua AP, actualmente PP! Buscando en el baúl de los recuerdos, que hoy se llama «Internet», encontré este delicioso párrafo del programa electoral de ese partido en aquel año:

3. CREEMOS EN .LA NECESIDAD DE REFORMAS PROFUNDAS en muchos aspectos de la organización político-social y admitimos sin reservas la pluralidad de opciones. Sólo nos opondremos a la legalización de los grupos comunistas, terroristas o separatistas que atentan contra el Estado español y que no respetan las reglas del juego democrático.

Poco tiempo después Fraga, en plan «colegui», presentaba a Carrillo en el club siglo XXI. La traición comenzaba…
Hoy el PP no es sólo que no se oponga a ese batiburrillo infame del que hablaban en su programa, es que se ha aliado sin vergüenza ninguna con todo tipo de sepaRATAS (PNV, CiU) y ha legalizado de facto a la ETA.

Las cesiones de la derecha frente a la izquierda han sido constantes y en todos los ámbitos de la política, de la economía y de la cultura. Por hacer un resumen:

1) Elaboración de la Constitución y respeto de la misma

2) Vida y Familia

3) Terrorismo

4) Unidad nacional

5) Economía

6) Educación

7) Medios de comunicación

(CONTINUARÁ…)

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