Jesús Millán Muñoz

¿Para qué sirve un artículo en una etapa de barbarie?

¿Para qué sirve un artículo en una etapa de barbarie?
Jesús Millán Muñoz. PD

 ¿Para qué sirve un artículo o un articulista de opinión en una etapa como la actual, que en muchos sentidos es de barbarie?

¿Nadie se rasgue las vestiduras, pero en un magma de enormes desarrollos sociales y derechos políticos de los individuos y pueblos se dan elementos y variables que podríamos indicar que son de una enorme barbarie?

¿O dicho de otro modo, se perciben factores que pueden de alguna forma terminar con la civilización y se imponga la no-civilización, el desorden al orden, la no ley a la Ley, el no derecho al Derecho…?

1. Entendemos por civilización, del latín, cives, civitas, no solo ciudad sino orden, organización, pacto, consenso, paz, caminar hacia derroteros de futuro y de esperanza, se esté en una crisis o se esté en cada momento diferente en un tiempo de bonanza.

Podríamos definir barbarie como una fase en la cual, los elementos no cívicos, los elementos no de paz, parece que predominan, la no paz sobre la paz, el no consenso sobre el consenso, la confrontación a los acuerdos. Evidentemente, en casos extremos la guerra (sea de un tipo o de otro, sea asimétrica o simétrica, sea revolucionaria-ideológica-convencional-etc.), frente a la paz, la paz mundial, la paz de un territorio.

2. ¿Ante esa potencial situación qué puede un modesto artículo, un modesto articulista, puede intentar poner un poco de orden, racionalidad, prudencia, sentido común, justicia, equidad, equilibrio, consenso con sus palabras, conceptos, datos, afirmaciones…?:

– No estoy escribiendo-pensando-publicando artículos para yo sentirme un escritor, que lo soy, aunque sea fracasado en muchos sentidos, seamos justos y verídicos, ni siquiera para influir en usted o en ningún colectivo, ni en el gobierno regional o municipal o nacional…, sino que estoy aquí rellenando folios para «intentar indagar y analizar cuestiones o temas», para intentar que en mi simple parecer, que el orden social e individual, colectivo y grupal y estatal, quizás se pueda alcanzar un mayor grado de racionalidad-bondad-sentido común-justicia-equilibrio-armonía… Dicho de otro modo, no se «desordene» la realidad más de lo que está…

– Toda civilización en toda época, siempre ha estado en peligro de caer en la barbarie, en la autodestrucción, en la desconexión interna y externa, en no guardar un equilibrio entre el futuro y el presente y el pasado, en no guardar una armonía entre la utopía o utopías futuras y la prudencia y posibilidad del presente.

– Por otro lado, sé que de la «realidad», sea social o natural o humana o individual o teórica, solo conozco a lo máximo un veinte o un treinta por ciento, tanto en datos o en hechos como en interpretaciones o conceptos. Supongo que los altos cargos de la administración sociopolítica, tendrán un conocimiento de la realidad, del cincuenta por ciento, supongo que el presidente de Gobierno del ochenta/noventa por ciento, y supongo que el señor Obama, del noventa por ciento…

Por lo cual, el anterior aserto, demuestra y muestra mi parecer, tanto en argumentos como en datos o en razones o en hechos es limitado, yo no sé todo, no sé ni la parte, no sé la solución a nada, no sé muchas veces, ni la mejor pregunta ante una cuestión, menos ante un conjunto de realidades…

Pero uno, igual que anda y camina con sus pies, su color de piel, su color de sus neuronas y con su rostro, uno tiene que luchar con y en la vida con sus ideas, datos, conceptos. Eso sí, siempre abiertos a nuevas interpretaciones de la realidad…

– ¿Para qué sirve un articulista y un artículo y cien artículos en un tiempo de barbarie, o en un tiempo de gran paz pero que puede caer en el abismo de la barbarie, o en un tiempo con elementos claros de barbarie que están surgiendo y naciendo en el horizonte…? ¿En definitiva, para qué sirvo yo, como articulista, para qué sirven mis artículos, para qué sirven las palabras que escribo o para qué deberían servir y con qué orientación…? ¿Digo yo, pero sería aplicable a todos y para todos, cada uno con «su pan se lo coman», sus ideas y sus opiniones?

¿Hoy mismo, en el mundo se escribirán y se publicarán, en los miles de periódicos y medios de comunicación, docenas de miles de artículos, sobre todos los temas posibles, y sobre el tema o los dos o cinco grandes temas más importantes del mundo o de cada región en estos momentos o en estos días…?

– ¿Cómo intento yo, en mi modesta posibilidad, que la Península Ibérica no acabe todo en aguas de borrajas, o en conflictos con consecuencias impredecibles, que la crisis económica se agrave, o que ésta lleve a cuestiones o problemas sociopolíticos aún más graves de organización del Estado…?

¿Cómo en la medida de mis modestas fuerzas y entendederas buscar razones y argumentos, tomados de la tradición histórica, algunos dándoles algunas variantes y matices, para que Europa no pierda el norte y lleguemos a la unidad que necesitamos imperiosamente para sobrevivir…? ¿Qué la Piel de Toro no pierda el norte, cómo modestamente puedo contribuir a ese fin o esa finalidad?

¿Cómo encuentro algunas razones, antiguas o nuevas, o muestro en escritura, en la redacción, por si muchos han olvidado o están durmientes en muchos cerebros, que nos guste o disguste, debemos intentar buscar un Único Estado Mundial, para alcanzar una posibilidad de supervivencia, sea en la forma de la ONU, o sea en otras formas…?

¿Cómo en un planeta con una veintena de grandes ideologías, seculares o, y religiosas, que a medias se entienden entre sí, cómo intentar crear argumentos para que los seres humanos, los Estados, las culturas, las ideologías, las religiones, las etnias y todas las tradiciones de una forma o de otra, y los siete mil millones de seres humanos puedan vivir en paz, o en unas vías de paz, para que el poder tecnológico que tenemos, que es enorme, no acabe o no acabemos con nosotros mismos…?

¿Cómo en un mundo en el cual mil millones de seres humanos pasan hambre hoy, hoy apenas comerán, y algunos terminarán sus vidas hoy, por inanición, como buscamos soluciones a todos esos problemas, y esa realidad y esas necesidades no cubiertas, no sean la gasolina que apoyándose en unas banderas o en otras, lancen a unos hombres contra otros, a unas ideologías contra otras, a unos territorios contra otros, a unos Estados contra otros…, a situaciones que nunca se saben como pueden terminar, ni siquiera a medias se conocen como empiezan…?

¿Cómo un modesto articulista, como el que escribe esto, si es que alguien los lee y piensan, puede poner un mínimo de grado de racionalidad, en sus argumentos, para que colectivos, sociedades, individuos, entidades de todo tipo, se miren ante el espejo y sean capaces para comprender que en muchos planteamientos y prácticas están cayendo en una anomia moral, en un relativismo-escepticismo-materialismo-hedonismo-epicureísmo moral, que en definitiva, desde que los griegos los fundamentaron estos movimientos antropológicos morales, no sirven como bien se dieron cuenta los romanos para montar y sostener una civilización…?

– ¿Parece, y lo planteo en interrogativa, como casi todo, para obligar a un hipotético lector a reflexionar y pensar y combinar ideas y datos y hechos, parece que el mundo está entrando en una era de barbarie? ¿Parece que el individuo, en muchos sentidos o la persona ha perdido el rumbo, la familia ha perdido el norte, que las ideologías o subideologías o algunas de ellas, en muchos sentidos terminarán en enfrentamientos?, ¿parece que las sociedades y la población y la sociedad civil está perdida, como rebaño sin pastor, que los grandes Derechos Humanos que están en las grandes constituciones y cartas de derechos del hombre o del niño, de multitud de formas y maneras, pueden quedar colapsados por crisis y por enfrentamientos o por confrontaciones, en mayor o menor grado…?

¿Parece como si estuviésemos entrando en una etapa de radicalización, de unos y de otros, no de sosiego y de armonía, sino de desequilibrio…? ¿Dónde los grandes principios morales y éticos, que cada ser humano, debe seguir en su pensamiento, práctica, ideas, actos, parece que se desdibujan…?

¿Parece que en un mar lleno de tormentas y huracanes, no parece que se camine hacia el equilibrio, sino hacía megatormentas y megatifones y megahuracanes…? ¿Es como si se estuviese vaticinando grandes seísmos sociopolíticos o sociodemográficos o socioideológicos en el mundo, que no sabemos en qué y cómo y cuánto y dónde terminarán…?

¿Es cómo si estuviésemos en una etapa, en multitud de ámbitos, en multitud de indicios, que parece es la precedente de grandes «radicalizaciones, confrontaciones, revoluciones, contrarrevoluciones, cambios…», pero producidos sin orden, sin medida, sin organización, sin consenso, sin paz, sin saber la finalidad y hacia dónde nos llevarán…?

– ¿Parece como si el individuo, los colectivos, las sociedades, las ideologías, si no todas, si en gran parte, se hubiesen desbocado, estuviesen al borde del desequilibrio, cómo si hubiésemos perdido el sentido común y la racionalidad y la prudencia y la templanza…?

– ¡Pero hoy, no lo olvidemos el mundo no podría soportar una guerra mundial al estilo de las dos del siglo veinte, ni podría soportar una sucesión de docenas guerras localizadas pero interrelacionadas durante décadas y décadas, ni podría soportar una enorme radicalización y confrontación ideológica de distintos sistemas socioculturales o sociopolíticos o socioreligiosos por la simple razón de que hoy el mundo ha alcanzado un nivel demográfico como jamás ha tenido, pero ha alcanzado un poder tecnológico científico como jamás, un poder económico como jamás había soñado…! ¡Dicho de otro modo, hoy el ser humano puede terminar consigo mismo, tiene el poder de autoextinguirse y autoexterminarse, por tanto, hoy el mundo humano tiene que encontrar otros parámetros para resolver las crisis, y no inspirarse solo en modelos de siglos anteriores…, que casi siempre terminaban en enfrentamientos y confrontaciones, como la Historia y la historia muestra hasta la saciedad…!

3. ¿Para resumir sin caer en la soberbia-vanidad-petulancia, cómo unas docenas de artículos, de un modesto articulista, como es mi caso, puede poner un poco de orden en el desorden que parece que está creciendo cada semana, en la Piel de Toro, en multitud de entidades que forman y conforman al ser humano en dicho territorio, y un poco de orden en algunos planteamientos y acontecimientos europeos o mundiales que están sucediendo…? ¿En definitiva, para qué un artículo, en definitiva para qué yo como articulista? ¿Cómo decían los presocráticos, no sirve de nada una filosofía, que no intente o no cure algún mal humano? ¿Para qué usted como articulista, si usted, no yo…? Recordemos aquel concepto escrito en una pared de alguna ciudad de Europa antes de 1939, que más o menos decía algo así: «Si yo tuviese suficiente imaginación podría crear una frase que evitaría la próxima guerra mundial». ¿Si usted o su amigo o su vecino tuviese esa capacidad de crear-imaginar-encontrar esa idea para evitar que la barbarie se imponga…?

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