Victor Entrialgo de Castro

La reforma prostitucional

La reforma prostitucional
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Pocas cosas más representativas del ser español que el dia de puertas abiertas no abra la puerta de la casa que alberga la soberania. Tan sólo una ranura por la que, tras saludar a la Presidenta, pudo colarse el pueblo para ver los escaños y los tiros, sin que de momento abra lo suficiente para poder sacar al caballo de Troya y al de Nerón, que estabulados dentro, no pretenden reformar sino quemarlo todo.

¿Qué cosa más española que la imprevisión de no comprobar el dia anterior la apertura correcta de la puerta y en su caso engrasarla, para dejar al pueblo soberano, entrar a ver donde se sientan algunos de sus enemigos?

Ahora que llega su día, todos hablan de reformarla pero ninguno explica ni el cómo ni el qué, cuando la reforma constitucional tiene que ser, necesaria y constitucionalmente, un proyecto.

Solo sabemos que promueven la reforma de la Constitución los que quieren prostituirla y convertirla en un club donde parar los separatistas y populistas que han okupado el Congreso y permanecen escondidos en el caballo de Troya que metieron entre todos en el hemiciclo, esperando la ocasión propicia. También la promueven algunos que pensando quizás también en el club, de vez en cuando les guiñan el ojo.

Pero los Iglesias, Carmena, Colau, Montero, Rufián y otros, que en su cansino e infantil afán de llamar la atención no asisten ni al cumpleaños de la chiquilla pretenden meterla en el reformatorio sin tener proyecto ni decir cómo mejorar sin riesgo la criatura.

El constituyente que era muy listo y de mucha más categoria personal e intelectual, se olía el peligro que hoy vivimos y quiso que fuese por lo menos tan difícil derruirla como lo fue levantarla y construir el consenso para, después de ir de la ley a la ley, ir luego de la ley a la concordia. Por eso la Constitución exige mayorias reforzadas de 2/3 para su reforma.

Por eso aunque algunos que confunden el título VIII, de la Organización territorial del Estado, con el X, de la reforma Constitucional piden reformar y reformar para ganar poder, el que quiera deshacer España no podrá hacerlo reformando la Constitución, sino rompiéndola.

No se trata de reformar y reformar, de dar una mano y otra mano sin rascar primero, sabiendo lo que se quiere pintar, y haciendo así cada aprendiz una chambonada con lo que necesita para alcanzar el poder.

En España lo que hay que hacer con la Constitución, aparte de que el individuo la invoque cuando le ampare y crea menester, no es que estos nuevos Pericles hablen y hablen de ella sin parar, que la manoseen como si fuera Aspasia pidiendo ciento y un mil veces su reforma, lo que hay que hacer con la ley, empezando por la norma suprema, es cumplirla y aplicarla.

La Constitución, como en la exposición que estos dias se exhibe en el Prado, es «Meta arte» y como en el maravilloso cuadro del maestro pintor y su aprendiz, lejos de estar jubilada, está «ANCORA IMPARO». Que no significa todavía en paro, sino lo contrario, todavía en activo, todavia vigente.

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