Federico Jiménez Losantos

Mariano Rajoy en el Paraíso

Mariano Rajoy en el Paraíso
Federico Jiménez Losantos. PD

No es que a Rajoy le haya venido Dios a ver, que en Navidades sería lo normal, sino que, de pronto, la guardia de Herodes le ha presentado armas; los pastores de Belén le han llenado la despensa de miel y queso fresco; las lavanderas de la comarca traen cestas de ropa blanca y de cama, que nunca sobra, para todos los armarios de Viri; los pescadores del Jordán allegan doce anguilas para seis empanadas; no hay gallina en Judea que no aporte media docena de huevos para tortillas y postres, ni los labriegos van a dejar que el niño de las collejas, que está hecho un hombre, se quede sin tarta de Santiago por falta de almendras, ahí va un saco; los mercaderes del Sur de Jerusalén, do se esconde la aldea de Belén, se estiran con un barril de aceitunas, dos cántaros de vino y tres pellejos de aceite; las cabras de los montes galileos compiten en proporcionar leche y cuajo para el familión de Rajoy, sus amigos, deudos y allegados, que éstas son fechas muy familiares.

En cuanto a los Reyes Magos, que este año vienen de Occidente, Melchor trae oro de Berlín para el cerdito, o sea, la hucha de Montoro; Gaspar, cajones de incienso para Carmen Porfavor; y el siempre entrañable Baltasar, mucha mirra para Soraya, que le permitirá aquilatar y alquitarar los alambiques del poder.

A Sanz Roldán, como es de Cuenca, le han traído un pellico para el frío; a Cospedal un juego de mil piezas para construir el fuerte de Massada y entretenerse; a Tejerina, una raíz del Monte Olivete, a los Arriolobos y Arenas, carbón, pero dulce. En fin, que no se han olvidado de nadie. Y la gran sorpresa: recién llegados del Líbano, cien carpinteros que hacen prodigios con el cedro y terminarán, allá por marzo, una copia exacta del palacio de la Reina de Saba para la emperatriz Susana Díaz.

Y es que, al fin, se ha cumplido el deseo de Mariano: pactar con el PSOE cualquier política económica, si es socialista mejor, asegurar en beneficio de ambos el control de los jueces y quitarse de encima al tío pesao de Barcelona, que por no entrar en el Gobierno se ha quedado fuera de la oposición.

Las campanadas de La Sexta las darán Pablenín y Errejín, escrachando a un nazareno y metiendo miedo a los niños. Y así, entre villancicos, va a dormir Mariano a pierna suelta un año o dos. Luego, Dios proveerá. De momento, vaya si ha provisto.

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