Santiago López Castillo

La vuelta a España en 80 días

La vuelta a España en 80 días
Santiago López Castillo. PD

Como iluminado que es, ha debido leer a Julio Verne y se propone recorrer nuestra reseca piel de toro por fascículos. El fracasado Pedro Sánchez, ante el mandoble que le dio su partido, el PSOE, ha anunciado su viaje triunfal, como un caudillo, porque -no se resigna, su ego le acogota- anhela recobrar la secretaría general socialista cuya breve gestión ha servido para desmembrar aún más a su formación política. No sé por qué, pero este cum laude del zapaterismo, vendedor de franelas en la planta de caballeros de El Corte Inglés, me recuerda a Cafrune, aquel cantautor argentino que viajaba por la pampa en un lujoso automóvil pero cuando llegaba a los pueblos mandaba sacar al borrico, tal que Jesús el domingo de Ramos.

Lo he venido escribiendo en estas páginas. Este hombre no está en su sano juicio. En un plano parecido anda este Papa populista-marxista-egocéntrico que equipara el comunismo con el cristianismo sin pararse a pensar en los millones de asesinatos perpetrados en nombre de la revolución. Con sus actitudes, el encantador de serpientes Sánchez sigue ahondando en la crisis que tiene su partido. Me cuentan que en sus periplos por carretera lleva chalecos refractarios por si se encuentra con un automóvil del PP.

Su tour empezó por la comunidad valenciana. Por Xirivella. Que tiene hotel y banda de música. Y alcalde socialista, qué lujo. Sánchez se paseará por toda la Albufera, como un personaje más de «Cañas y barro», mismamente el Tío Paloma. Él no habrá leído a Blasco Ibáñez ni por el forro, ya en el catón aprendió lo de «no es no» y tiro porque me toca. Su hégira le recordará a un caudillo pasando revista a los pueblos encalados de blanco argenta, firmes, ar. Pero él, el tal Sánchez, es un generalísimo de tomo y lomo, que dice que Franco impidió a sus padres que estudiara una carrera e hizo dos por el precio de una y luego adquirió tarjetas black como consejero de Caja Madrid pero las tuvo muy calladas. Su egocentrismo es ilimitado.

En su periplo, hablará castúo en Extremadura o lo que se tercie. Su política viajera consiste en abrazar farolas en aras de recuperar el mando del PSOE y soñar con las alfombras de la Moncloa. Y, por último, Andalucía, donde Susana Díaz le ha dado dos mandobles para que se vaya enterando lo que vale un peine. Pero no se entera porque es obsesivo; sueña con ser presidente del Gobierno en traje cruzado de franela.

Sus mamandurrias, o sea, los que con las babas le encumbraron, en esta etapa del exilio le están haciendo el juego sucio, con lo cual se frotan las manos. Y si no que se lo digan al sectario Hernando que siempre va según la dirección del viento. ¡Qué farsa!

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído