Fermín Bocos

Lo que pasa en Siria

Lo que pasa en Siria
Fermín Bocos. PD

La batalla de Alepo, a punto de concluir tras la reconquista de la ciudad por el Ejército regular sirio y las fuerzas internacionales que les apoyan, ha sido comparada a la batalla de Stalingrado. En ésta analogía solo hay media verdad (el sufrimiento de los civiles), pero la opinión pública se orienta a través de las imágenes que creamos los periodistas y la imagen de ciudad mártir asediada, sirve a esos efectos. La realidad reclama más matices.

A lo que más se parece la guerra civil desatada desde hace más de cinco años en Siria es a lo que fue la guerra civil española de 1936. El parámetro esencial de esa analogía pasa por la intervención en el conflicto de fuerzas extranjeras. En España los republicanos contaron con el apoyo militar de Rusia y de las Brigadas Internacionales y el bando franquista con tropas venidas de Italia y Alemania. En Siria, Rusia e Irán, apoyan directamente a Bashar al Asad (que cuenta, también, con la milicia chiita libanesa de Hizbulá) pero los sublevados, el llamado Frente de la Conquista del Levante (antes conocido como Frente al Nusra), el Ejército Libre de Siria y combatientes de Al Qaeda y otros grupos rebeldes tales como Ahrar al-Sham, reciben apoyo de Arabia Saudí y de algunos de los emiratos del Golfo.

Al tiempo, que el Estado Islámico mantiene en Siria una guerra dentro de la guerra, también hay combatientes kurdos implicados en el conflicto. Lo mismo que Turquía. Sin olvidar que al igual que hace Rusia con el Gobierno de Damasco, los EE.UU. apoyan a algunos de estos grupos alzados en armas contra el régimen sirio. A la vez que una disputa por el poder civil, en Siria, a través de actores interpuestos, Arabia Saudí (sunitas) e Irán (chiitas) libran la enésima batalla de una guerra religiosa en la que se disputan la hegemonía en el mundo islámico.

A su vez, las principales potencias extranjeras implicadas (Rusia y los EE.UU) libran un pulso en la región mientras impulsan un discurso de reproches mutuos y de vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los sirios de uno y otro bando, ponen los muertos (300.000), los heridos (se cuentan por decenas de miles) y los refugiados: más de cuatro millones y medio.

Ya digo a lo que más se parece la guerra de Siria es a lo que ocurrió aquí en el 36 del siglo pasado. Todas las guerras son una maldición, pero no todas son iguales.

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