Laureano Benítez Grande-Caballero

Los caballos de Auschwitz (o cien años de soledad)

Los caballos de Auschwitz (o cien años de soledad)
Laureano Benítez Grande-Caballero. PD

Refugees welcome… Welcome to Europe, vosotros que venís navegando en una gigantesca marea de sangre, trayendo a nuestras ciudades un viscoso chapapote rojo que se desbordó desde la foto de las Azores -podemitas dixit-. Sí, nosotros tenemos la culpa de vuestra tragedia, pues, como dice Errejón Potter, os hemos sumido en una situación de frustración y orfandad, cantera de yihadistas, sementera del terror que asedia nuestras ciudades con una guadaña apocalíptica en forma de cimitarra.

Welcome to Niza, París, Bruselas… welcome to Berlin, otra ciudad que ha caído bajo las garras del ángel exterminador que felicita las Navidades haciendo derrapar sus monstruos sobre los mercadillos, igual que en otros sitios baila la macabra danza de la muerte en discotecas, iglesias y centros comerciales. Berlín, otra ciudad más afectada por el siniestro virus del descontrolado welcome… Sí: welcome to the hell. Sois mano de obra barata para empresarios esclavistas, punta de lanza en la lucha del Nuevo Orden Mundial contra el cristianismo, que también ha perdido en esta conspiración el derecho a los mercadillos navideños como está perdiendo el derecho a los belenes y a los crucifijos.

Welcome to Madrid, ciudad acogedora y refugiadora, donde se os felicita todo el año desde la fachada del Ayuntamiento. Estoy seguro de que muy pocos madrileños comparten esa calurosa acogida que os prometen la Carmena y sus secuaces, que no montan un belén en el Ayuntamiento porque no todos los madrileños son católicos, así que ponen el cartelito en el que se os da la bienvenida porque aquí todos los madrileños desean ardientemente vuestra llegada. Y será digno de ver cómo la Carmena, transmutada en vestal hawaiana, sale a recibiros a la puerta de Alcalá para colgaros del cuello preciosas guirnaldas, a la vez que os welcomea con un multicultural «Aloha».

Welcome refugees… Sí, aquí, en esta ciudad de los prodigios, el Espinar os dará pisitos VPO; Harry Errejón becará a vuestros hijos en las mejores universidades; Monedero hará bien sus declaraciones de Hacienda para que, con sus impuestos, se os pueda dar el estado de bienestar que os merecéis; la Bescansa os amamantará en sus pechos millonarios; el exjemad Julito os dará paseos en su F18 para que podáis ver las maravillas de Al-Andalus; Rita «la quemaora» os enseñará cómo respetar a los católicos, cómo entrar ceremoniosamente en capillas e iglesias; el Coletudo Mayor os entrenará para que podáis entrar triunfalmente en la Cofradía del Puñoenalto. Y todos, prácticamente todos los podemitas, destinarán a vuestra causa una generosa reducción de sus sueldos, acogerán en sus pisos y chaletes.

Welcome to Al-Andalus, sí… Un millón largo de vosotros habéis entrado en Alemania, sin control, y la banda radical perroflautada quiere eliminar las fronteras para qué más de un millón de inmigrantes ilegales tengan barra libre en nuestra España, disfrutando de subsidios costeados con nuestros impuestos, eliminando también aquellos Centros de Internamiento donde se controla el flujo de los que saltan las vallas de Ceuta y Melilla, Centros donde se podría examinar si en esta marea migratoria hay ADN yihadista.

Yes, refugees, welcome to Auschwitz… Europa, Europa, antes conquistadora y ahora conquistada, acobardada al pie de caballos locos que irrumpen en sus territorios piafando amenazadoras consignas desde sus fauces espumantes… Europa, que ha metido dentro de sus murallas caballos troyanos, que la asedian con un ejército de zapadores entrenados bajo la custodia del buenismo, de la codicia empresarial, de la persecución anticatólica del globalismo luciferino…

Welcome europeos… europeos refugiados en sus propias casas, mirando de soslayo en mercadillos y centros comerciales; europeos carne de cañón del terrorismo en gigantescos campos de concentración, en ovejunos mataderos donde en cualquier plaza de cualquier ciudad se puede desencadenar el Armageddón de unabombers, diablos sobre ruedas y balaceras apocalípticas… europeos que duermen con el enemigo, al que subvencionan generosamente con bienestares que, en vez de ser agradecidos, provocan frustración y orfandad errejonianas(sic); que esperan su turno para el desguace, en una pavorosa «solución final» en la que los jinetes del apocalipsis, cabalgando los caballos de Auschwitz, acabarán con nuestro imperio.

Europeos, welcome… Welcome to «Cien años de soledad», a cien años de miedo, a esta película de terror donde nadie estará seguro en Macombo. O sea, Auschwitz.

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