Charo Zarzalejos

Un año más para todos

Las agendas del 2016 a punto están de agotar sus páginas. El próximo año está ahí mismo y aunque es muy típico de estos días establecer un listado de acontecimientos futuros más o menos mediato, echo en falta siempre una casilla que lleve por título algo así como «cuestiones improbables».

Si por algo se ha caracterizado el año que ya agoniza es por el hecho cierto de que lo que se consideraba improbable se ha convertido en realidad. Son ya muy manidos pero en absoluto discutibles acontecimientos como el Brexit, el referéndum en Colombia sobre el proceso de paz y, ¡cómo olvidar¡, el triunfo de Trump en Estados Unidos. Nada de esto estaba previsto, o dicho de otra manera, se consideraba altamente improbable y, sin embargo, ha ocurrido.

Las previsiones son unas cuantas: Rajoy seguirá siendo Presidente del Gobierno, Aznar hablará el 12 de enero. En febrero veremos cómo Podemos resuelve su encarnizada lucha interna que ellos llaman pluralidad y transversalidad. Comprobaremos la fortaleza del liderazgo de Albert Rivera, quedará desvelado el misterio que rodea al PSOE en lo que a liderazgo y proyecto se refiere, y salvo sorpresas el Congreso del PP será casi un vals porque lo gordo vendrá más tarde, es decir, cuando Rajoy diga que no repite como cabeza de lista.

No hay que olvidar Cataluña y la apuesta de Soraya Sáenz de Santamaría por desencallar una situación que de mantenerse se va a llevar por delante a los pocos que quedan de la antigua Convergencia a favor de ERC. Y todo esto sin entrar en el capítulo de tribunales que van a ocupar muchos titulares. Una eventual condena de cárcel a Iñaki Urdagarín, podría parecer que se da por amortizada por la opinión pública, pero si se produjera esa condena, el impacto hay que darlo por seguro.

Sobre el papel, los acontecimientos están pautados, pero lo interesante del año a punto de comenzar va a ser lo que quizás ahora ni imaginamos. Si no fuera porque la temeridad es innecesaria, me atrevería a elaborar un pequeño listado de lo que ahora no imaginamos y que puede ocurrir. En todo caso, lo único seguro, es que no nos vamos a aburrir porque en el 2017, en principio, se van a dilucidar cuestiones e interrogantes que van a condicionar la vida política al menos a medio plazo.

Por lo demás, el 2017 será el año en el que vivamos peligrosamente como hemos vivido el 2016 y todos los anteriores. No hay tiempo sin riesgos, sin sorpresas, sin imprevistos pero lo que si hemos aprendido y conviene no olvidar es que lo improbable se convierte en realidad. Lo sustancial, ocurra lo que ocurra, es que tengamos todos la lucidez bastante para no aceptar el pulpo como animal de compañía.

Por lo demás y pase lo que pase, ¡¡¡feliz 2017!!!

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