Carlos Carnicero

¿Qué quiere ser Aznar de mayor?

¿Qué quiere ser Aznar de mayor?
Carlos Carnicero. CC

La condición de expresidente de gobierno es compleja. Cuando se ha ocupado el mayor nivel de la representación política, es difícil imaginar donde se aparca la ambición que condujo a la cima y como se ocupa el tiempo. Sobre todo en España, en donde la transición impuso unas generaciones muy jóvenes que escalaron rápidamente hacia la cúspide del poder.

La tentación es seguir con la actividad política. Lo que en ocasiones produce fricciones o discrepancias con quienes ocupan después de ellos los puestos de responsabilidad en sus partidos.

José María Aznar no ha encontrado su lugar en la política española después de sus ocho años en la presidencia del gobierno de España.

Casi desde el primer momento después de abandonar La Moncloa, ha propiciado críticas y desencuentros con su sucesor. Las declaraciones que ha venido haciendo indican un cierto menosprecio hacia quien él mismo ungió como sucesor. En general lo ha calificado de blando, indeciso. Falto de firmeza. Lo que confirma que la política de confrontación que José María Aznar instauró y llevó a la división profunda de sus españoles es el modelo que esperaba que siguiera su sucesor.

Ahora, cuando Mariano Rajoy se ve obligado, lejos de la mayoría suficiente para tener independencia en el parlamento, a pactar, ceder y negociar para poder gobernar, el expresidente Aznar ha roto casi todos los lazos que le unían al partido al desdeñar la presidencia de honor que es un cargo creado solo para él.

No ha tardado en volver a ejercer la crítica contra las políticas del PP. Fundamentalmente en lo concerniente a Cataluña y a la fiscalidad. Parece como si pretendiera que Rajoy gobernara como si tuviera mayoría en el parlamento para no depender de otros partidos.

José María Aznar está oyendo cantos de sirena que le invitan a lanzar un nuevo partido. Algunas encuestas le pronostican medio centenar de escaños. El espacio que podría ocupar es a la derecha del PP y hay dudas de que tamaño podría llegar a tener.

A parte de sus actividades privadas de mediación y académicas, no tiene muchas obligaciones, excepto las derivadas de la fundación que preside.

No hay noticias ciertas de cuáles son sus intenciones. Quienes están más cerca de él aseguran que no tiene intención de fundar un partido, lo que descartaría la actividad política directa.

En el PP no se detecta preocupación por los proyectos de Aznar. Incluso existe una sensación de alivio, sobre todo al considerar que la mayor parte de los escándalos de corrupción provienen de la época en la que Aznar era presidente del partido y del gobierno.

Los expresidentes no han aprendido a mantener un papel institucional discreto y sienten la tentación del protagonismo político. No debe ser fácil encontrar espacio como expresidente de gobierno de España.

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