Carlos Rubio Romo

Enséñanos la patita

Enséñanos la patita
Carlos Rubio Romo

Una de las múltiples satisfacciones que tiene el ser padre de familia numerosa es que te acabas convirtiendo en un experto mundial en Literatura Infantil.

Gracias a Dios, al ser cada criatura humana única e irrepetible, cada niño tiene sus preferencias y es así como, gracias a mi prole, he adquirido con los años un conocimiento cuasi enciclopédico de ese importante dominio del saber.

El preferido de la peque es «El lobo y los siete cabritillos». Debo habérselo leído ya 438.567.231 veces.

Pues bien, en ese cuento, como la mayoría de Uds. recordarán, el malísimo lobo aprovecha la ausencia de la mamá cabritilla para intentar zamparse a sus siete retoños.

Pero con lo que este perverso animal no contaba era con la inteligencia de los cabritillos. Primero le descubren por su vozarrón: «mamá no tiene una voz tan ronca como la tuya».

El cánido, furioso, engulle todas las claras de huevo que puede para suavizar la voz y vuelve a la carga: toc, toc, toc, «abrid, soy mamá». Por segunda vez, los prudentes animalitos descubren el plan del pérfido lobo: «enséñanos la patita por debajo de la puerta». Y, claro, ahí ven la garra negra del lobo y tampoco abren la puerta.

El malvado, entonces, se unta las patas en harina y es ahí donde logra ya engañar a los pobres cabritillos comiéndoselos a todos menos al más pequeño.

Pero no sufran. El final es feliz: el lobo acaba ahogándose en el río. Por malo.

Al leer que Santiago Abascal ha participado en la convención que varios partidos europeos han celebrado en la ciudad alemana de Coblenza, este cuento me vino inmediatamente a la cabeza al mismo tiempo que me caía de la silla. Esos partidos no son un conjunto de renegados de los distintos PP’s europeos, como Abascal. Ni eran tampoco un club de fans de Aznar, como Abascal. Tampoco son unos partidos extraparlamentarios menguantes cual nieve al sol, como el partido de Abascal. No. Son los partidos más pujantes del viejo continente que se vienen en denominar identitarios o soberanistas o, últimamente, «alt-right» (alternative right o «derecha alternativa») a la imagen del movimiento que ha nutrido el programa de Donald Trump.

El topetazo que me di en la cabeza al caer fue de aúpa. Medio recuperado, aunque todavía sonado, y con un buen chichón pude ver con indescriptible asombro los «selfies» que este curioso personaje se ha hecho con los principales responsables de esos partidos: el holandés Geert Wilders, la alemana Frauke Petry o hace unos meses con el francés Louis Alliot, el último (por el momento) novio de Marine Le Pen.

Me tuve que pellizcar para asegurarme que todo eso era real.

Porque el tipo que aparecía junto a esos dirigentes europeos,

¿no era el mismo que año tras año celebra y homenajea la nefasta Constitución española?

¿no era el mismo que desde que dejó el PP por la puerta de atrás, mendiga día sí y día también a elementos tan dañinos como Aznar y Esperanza Aguirre que se unan a él en su aventura a ninguna parte?

¿no era el mismo que proclamaba que VOX nacía para recuperar los valores (sic) y las ideas del Partido Popular?

¿no era el mismo que mendigaba un pacto a C’s?
¿no era el mismo que, también y sin despeinarse, mendigaba un pacto a UPyD?

¿no era el mismo que predicaba (con perdón) la necesidad de transparencia en las cuentas públicas en especial las de los partidos al mismo tiempo que significados miembros de su partido, como el vicepresidente Juan Jara, le instan a rendir cuentas sobre el destino de 740.640€ provenientes de cuotas y donaciones de militantes y simpatizantes?

¿no era el mismo que durante casi veinte años de militancia en el PP con cargos orgánicos de importancia permaneció mudo como una tumba cuando Aznar pactaba la destrucción de la soberanía nacional con Arzallus y con Pujol y cuando Aznar consintió la persecución al idioma español ya no sólo en Vascongadas y Cataluña sino también en regiones gobernadas por el PP como Galicia y Baleares y cuando Aznar pasteleaba con el PSOE para manipular burdamente la Justicia y cuando el PP lanzaba miradas de arrobo y declaraciones sonrojantes al mal llamado MLNV para rendir a la nación frente a ETA y cuando se asesinaban 100.000 bebés al año con la ley del aborto que el PP no sólo no suprimió sino que la amplió y cuando legalizaban centenares de miles de inmigrantes ilegales incluidos muchos musulmanes y cuando el PP reconoció la realidad nacional andaluza y la cláusula Camps y cuando Rajoy perpetró la mayor subida de impuestos de la Historia española y cuando Aznar y Rajoy se arrodillaban ante Cebrián para que este siguiera reinando en los medios (de manipulación) españoles y cuando los padres solicitábamos la objeción de conciencia para nuestro hijos por la malhadada asignatura de «Educación para la ciudadanía» y los gobiernos regionales del PP nos la rechazaban?

¿no era por cierto este mismo que ante la generosísima oferta de negociación que alguna formación política de la derecha nacional le hizo en reiteradas ocasiones les rechazó groseramente diciéndoles que él nunca se aliaría con «fachas»?

Vaya, vaya, Santiaguín. Vaya, vaya. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Las vueltas que da la vida, sobre todo para los que se mueven por ella sin ningún principio más que el de medrar en política y vivir sobre el lomo de los que pagamos el sueldo de esa casta.

Porque esa es otra: ¿cómo es posible, si no es con una cara más dura que el hormigón armado, que alguien vaya por el mundo adelante fustigando la existencia de una castuza política completamente aislada de la Sociedad y lucrándose a su costa si precisamente él no ha trabajado en su vida y ha estado en la poltrona desde su más temprana juventud?

Porque ahí el menda tiene un curriculum castucero para quitar el hipo. Agárrense que vienen curvas:

Cargos en el PP: con veinte añitos ingresa en 1996 en el Comité Provincial del PP en Álava y desde 1999 formó parte de su comité ejecutivo. En noviembre de 2000 fue elegido presidente de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Vascongadas, cargo que ejerció hasta 2005. Durante ese período también fue miembro de la Junta Directiva Nacional del PP. Desde 2000 hasta 2013 fue miembro de la ejecutiva del Partido Popular Vasco y desde 2005 secretario de educación del PP en Vascongadas.

Cargos públicos: en 1999, con solo 23 años de edad, obtiene su primer cargo público al ser elegido concejal en el ayuntamiento de Llodio (Álava), cargo en el que fue renovado en varias ocasiones. Entre 2003 y 2004 fue juntero de las Juntas Generales de Álava. Abandonó este cargo en 2004 para ocupar un puesto en el Parlamento Vasco hasta el 2009.

El viento cambió de dirección y Abascal cayó en desgracia. ¡Pobrín!, que dicen en mi tierra. Pero ni siquiera eso le animó a buscarse el pan por su cuenta. La por entonces condesa consorte de Bornos y de Murillo y en sus ratos libres presidenta de la región de Madrid, Esperanza Aguirre, nombró a este afamado y reconocido profesional Director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid desde febrero de 2010 hasta diciembre de 2012.

Debido seguramente a sus prestigiosos diplomas, su exitosa experiencia en el sector privado y su excelente gestión en la Agencia ésa, la condesa le nombró en abril de 2013 Director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social. Esa Fundación que, en un alarde de austeridad, sólo contaba con un único empleado además del propio Santiago Abascal no tuvo actividad conocida ninguna ese año y sin embargo recibió de la Región de Madrid una subvención de 183.600 euros de los cuales destinó 82.491 al sueldo de Santiago Abascal. Como prueba de sus dotes de gestión, la Fundación fue disuelta al final de ese mismo año.

Como premio de consuelo, Aguirre siguió concediendo subvenciones importantes a la asociación DENAES que, ¡oh sorpresa!, también presidía Abascal.

Para compensar las pérdidas de renta, el interfecto se autoadjudicó un sueldo mensual de entre 3500€ y 4000€ (las fuentes divergen) como presidente de VOX, partido al que ha llevado por la misma senda del éxito que la Fundación fantasma que presidió.

Oír ahora la profesión de fe de Abascal en los mismos principios y valores que siempre rechazó suena tan verídico como un anuncio de desodorante protagonizado por Ana Gabriel, la mugrienta portavoz de la CUP o un título de ingeniero industrial a nombre de Patxi López o una tesis doctoral escrita por Pedro Sánchez o bien Pablo Iglesias con el uniforme de legionario haciendo la jura de bandera.

Abascal podía haber quedado como un ejemplo más de dignidad frente a la purrela etarra. Un tío valiente, claro que sí, que, a pesar de la política entreguista de su partido, dio la cara como muchos otros militantes del PP contra el sepaRATISMO.

Pero prefirió otro camino. El de la política profesional. El del cargo vitalicio a costa del presupuesto. Y cuando eso no fue posible en el PP, lanzó VOX no con el propósito de contribuir a crear una alternativa patriota a la izquierda marxista y al centro cobarde, baboso, melifluo y entreguista sino con el propósito precisamente de frenar a otras opciones que, como Alternativa Española, sí luchaba por crear una opción seria frente a esos dos bloques siameses.

Prefirió el camino del PP-bis. El de atraer a sus filas a los desencantados con Rajoy para que no fueran a opciones nacionales. Y lo consiguió. Sí señor.

Cuando constató que esa estrategia no le bastaba para seguir mamando de la teta del Estado, buscó con afán desmedido una alianza con otros partidos. Llamó a la puerta de C’s y de UPyD. Estos no se molestaron ni en contestarle. Hizo (y sigue haciendo) llamamientos desesperados a Aznar, Esperanza Aguirre o Mayor Oreja para que se suban a su barca, una barca que hace agua por todos lados. Se le han ido casi todos: Cristina Seguí, González Quiroga, Vidal-Quadras, Ignacio Camuñas, dimiten juntas provinciales enteras: Alicante, Cáceres, Ceuta…

La última pirueta ideológica que este saltimbanqui avezado ha perpetrado consiste en arrimarse al sol que más calienta, esto es, a los partidos emergentes en Europa. Poco importa que defiendan postulados completamente opuestos a los que este individuo defendió siempre. El caso es sobrevivir y agarrarse al escaño como la lapa a la roca.

Y se siente por la dignidad y por la coherencia. Eso no es para él.

¡Qué bajo has caído! Es patético. Una especie de alma en pena. Fantasma errante en busca de reposo eterno. Un remedo de aquel otro chaquetero célebre, Jorge Verstringe, que recorrió todo el espectro político empezando en CEDADE y acabando, de momento, en PoTemos.

Porque es verdad que «arrepentidos quiere Dios» y que todo el mundo se equivoca. Que grandes y pequeños personajes de la Historia han cambiado de opinión y han pasado del lado oscuro a la luz. Pero no es el caso.

Santiago: aunque esos que se fotografían contigo no te hayan calado bien todavía, aquí ya no cuela. Y no cuela porque te conocemos.

Por muchas yemas de huevo que tomes y por muy rebozado de harina que estés, Santiago, no nos engañas.
Tú no eres de los nuestros.

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