Francisco Muro

Elogio de los mayores (Aznavour)

Elogio de los mayores (Aznavour)
Francisco Muro de Iscar. PD

Esta sociedad esquizofrénica no trata a los mayores como se merecen, como se han ganado, pero, al mismo tiempo, intenta que todos vivamos más años, incluso sin límites. La eterna juventud es un imposible, al menos por ahora, pero algunos quieren excluir a los viejos, cuando muchos de ellos saben más que toda una generación de jóvenes indocumentados. En las viejas tribus de Africa el viejo, el más viejo, era casi siempre el más sabio, y los demás miembros de la tribu le cuidaban hasta que se moría, escuchaban lo que decía y gracias a él se salvaba el legado humano de esa sociedad. Ahora les arrinconamos y les impedimos trabajar. La veteranía no es un grado sino un peso que algunos no son capaces de soportar. En Madrid ha dado un concierto Charles Aznavour, con el viejo Palacio de los Deportes, ahora llamado Wizik Center por eso de la publicidad, y aunque estuvo cantando más de una hora y media, si fuera por los que le escuchábamos, habría seguido toda la noche. Más de seis mil personas y algunos buscando inútilmente entradas en la reventa.

El matiz, importante, es que Aznavour, el de «Venecia sin ti», «Morir de amor», «La Boheme» y tantas otras canciones inolvidables, el que fue compositor de Edith Piaf o Juliette Greco, ya ha cumplido ¡los 92 años! y lleva setenta o más subido a los escenarios de los que no quiere bajarse, para fortuna de sus seguidores. Sus críticos franceses dijeron de él que ya no podía cantar, porque tiene 92 años; que no puede componer, tal vez porque no le funciona ya la cabeza y que era un disparate que saliera de gira «a su edad». Pero allí estaba, capaz de llenar el escenario, de emocionar a todos, de arrastrar su voz inconfundible y hacer que todos nos olvidáramos de que tiene 92 años y que, tal vez, dentro de otros dos años, volverá a cantar en Madrid. «A muchos críticos no les gustaba mi voz y ahora están muertos», dice Aznavour. Comenzó el concierto con una canción inolvidable y otra vez, siempre actual, «Les emigrants»: ¿Cómo crees que vienen?/ Con los bolsillos vacíos y las manos desnudas./ Para trabajara en cadenas humanas/ y roturar un suelo ingrato». «¿Cómo crees que acaban?/ Dejando un poco de su genio en lo que el hombre de todos los tiempos/ hizo más bello y más grande./ Los emigrantes». El sabe bien lo que es eso. Sus padres llegaron desde Armenia a Francia en los años 20 esperando un visado para Estados Unidos que nunca llegó. Como puede pasar en este febrero de 2017, con la barrera amenazante de Donald Trump.

Después de haber vendido 180.millones de discos y de cumplir 92 años, Aznavour sigue siendo necesario. Como tantos mayores a los que arrinconamos, a los que dejamos solos porque ya no sirven. Aznavour demuestra que sólo hay dos tipos de música, la buena y la mala; dos tipos de cantantes, los que emocionan y los que aburren. Y dos tipos de razas: la de los que ríen y la de los que no son capaces de sonreír y de beberse la vida hasta el último sorbo. Gracias, maestro.

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