Fermín Bocos

Vuelve la pinza

Vuelve la pinza
Fermín Bocos. PD

De la calle vienen y la calle añoran. A juzgar por la victoria de las tesis de Pablo Iglesias (60%) sobre las defendidas por Iñigo Errejón (38%), Podemos está y seguirá en el Congreso, pero al grueso de sus militantes y a buena parte de sus diputados el Parlamento les viene grande. O, según se mire, pequeño. Los seguidores de Pablo Iglesias parecen sentir nostalgia de las acampadas del 15M y de las asambleas de la Facultad de Políticas. Solo así se explica el triunfo de los documentos que abogan por la confrontación con el sistema (Iglesias) frente a los que postulaban la transformación del sistema desde dentro de las instituciones (Errejón).

La victoria de Pablo Iglesias -cantada desde el primer momento puesto que era el único candidato relevante a ocupar la secretaría general- confirma que Podemos más que un partido, sigue siendo un movimiento. Utópico en algunos de sus objetivos, ingenuo en muchos de sus enunciados y confuso en orden a los medios que propone para acceder al poder. Para «asaltar los cielos», por decirlo cediendo a la retórica de Pablo Iglesias. El triunfo de sus postulados permite pronosticar una etapa de confrontación dentro y fuera del Parlamento. Confrontación que le vendrá muy bien a Mariano Rajoy, recién reelegido líder del PP.

Su antagonismo de manual con Iglesias nos deparará grandes mañanas de titulares los miércoles en las sesiones de control al Gobierno. Se retroalimentan. Sin decirlo abiertamente, comparten objetivo: debilitar, erosionar, laminar y si la cosa les saliera bien, acabar con el PSOE. O dejarlo reducido a una expresión testimonial, como el PASOK en Grecia. Estamos ante Versión 2:0 de la «pinza» de Julio Anguita, el padre putativo de Podemos.

La vida nos enseña que cuando una puerta se cierra suele quedar abierta una ventana. Tarea del PSOE sería aprovechar la polarización de la vida política española entre Podemos y el PP para recuperar el centro izquierda y comparecer ante la opinión ciudadana como un partido de gobierno. Un partido capaz de actuar como valedor de los excluidos por la crisis y de las clases medias maltratadas por las reformas laborales y fiscales introducidas por el PP en la pasada legislatura. Para ello, en primer lugar, deberían decidir cuanto antes qué quieren ser y a quien confían el timón de la nave. No lo tienen fácil.

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