Ignacio Camacho

La España vacía

La despoblación rural es una catástrofe silenciosa a la que nadie hace caso porque falta pensamiento estratégico

La España vacía
Ignacio Camacho. PD

EN una calle sucia por la lluvia de barro, el expolítico -más bien exdirigente porque sigue afiliado al PSOE y de vez en cuando asoma para alzar la voz en público- acaba de salir de una librería.

«Antes de que me lo preguntes: estoy con Susana. Si se presenta, claro, y si no estaré con quien mejor represente el modelo de partido al que yo he servido. Pero ya que te encuentro te quiero hablar de algo que no está en la agenda de esta política hueca de ahora. Ni en la de la prensa, claro, que estáis todo el rato mirando si Errejón se sienta un escaño más arriba o más abajo. Algo que debería preocuparnos si quedase algo de pensamiento estratégico en España».

«Mira: hay un drama callado al que nadie hace caso, y es la despoblación rural. La España interior se está desertizando sin que a nadie le importe. En las dos Castillas y en Aragón ya es una catástrofe, y pronto lo será en zonas de Andalucía, de Valencia y de otros sitios.

Cuando se trata del problema demográfico sólo se habla de las pensiones, pero esto afecta a la estructura misma del país, y acabará afectando al reparto del trabajo.

En muchos núcleos sólo quedan unas decenas de ancianos. La gente joven se ha ido a la ciudad en busca de empleos que tampoco encuentra y no hay quien plantee una política al respecto porque no es guay, no parece algo moderno aunque el PIB agrícola esté en crecimiento. Y porque afecta a subsidios y subvenciones, claro, y no hay dinero.

Además el pensamiento dominante es urbanita y tiene un peligroso componente efebocrático. Incluso algunos sedicentes ilustrados quieren suprimir las Diputaciones, la única institución que puede ocuparse de esto; sé lo que digo porque he sido alcalde de mi pueblo.

Pero si hasta quieren reducir el peso electoral de las circunscripciones pequeñas… Que eso lo propongan los nuevos partidos lo entiendo. Pero ¿dónde están los partidos de Estado? ¿Qué clase de democracia igualitaria es la que margina en sus provincias vacías a los viejos?».

«Es un asunto muy serio. Las nuevas dos Españas, geográficas y generacionales. No sé si lo sabes pero hasta la Guardia Civil, que era el símbolo rural del Estado, se está yendo. En las zonas agrarias hay cinco mil agentes menos y ya apenas funciona el modelo clásico de la casa cuartel, del puesto.

En muchas localidades no hay escuela, porque faltan niños, ni médico. De redes tecnológicas ni hablamos. ¿Quién va a vivir ahí, con qué incentivos? Es una consecuencia más de la crisis, y como es un proceso silencioso y lento no sale en los medios.

Y si sale da igual porque la política está en el canutazo declarativo, en la banalidad, en el quiebro dialéctico. No hay estrategia ni proyecto. Sólo la Federación de Municipios ha dicho algo pero cae en el vacío. Es predicar literalmente en el desierto. Hablamos mucho de modelo de país pero será de medio país porque vamos a cerrar el otro medio…».

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