Santiago López Castillo

¿Qué nos pasa …?

¿Qué nos pasa …?
Santiago López Castillo. PD

Qué nos pasa para pensar qué nos pasa?, preguntó mns. Osoro, arzobispo de Madrid ante un canuto que sostenía un canutero. El zurupeto, o plumilla, también vale, se quedó lelo al no saber qué pensar cuando lo que el cura quería decir es qué nos sucede cuando nos pasamos la vida cogiéndonosla con papel de fumar.

Llegaba a esta perífrasis con motivo del puto sexo que la izquierda, que no puntadas sin hilo, está implantando y si no abrazas la bandera multicolor no eres nadie. Antiguamente, el maillot de campeón del mundo de ciclismo era como el arco iris pero actualmente nadie se lo pone no sea que le digan maricón el último. A los que piensan -y piensan bien- en el desarrollo natural del ser humano, pilila, concha, entendimiento y voluntad, le llaman retrógrado, ultra conservador, meapilas. Se comenta que en tiempos de mili esto no pasaba. El, en apariencias, feroz servicio militar tapaba no pocos desaguisados físicos. Al que tenía el culo como un abrevadero de patos, el mando lo cobijaba bajo el no da la talla, igual que el que no tenía padres reconocidos y le bautizaban con Expósito o no puede ir a la mili por tener progenitores a punto de espicharla.

Con lo que fuera (yo sólo fui a jurar bandera, era hijo de militar), la mili fue más humana que este teatrillo verbenero que han montado los sexólogos para volver tarumbas a los niños. El tiempo nos iba marcando nuestro desarrollo natural. Los pelos en las piernas y en los huevos, y la mili hacía la circuncisión, desenfunden, ar, y las chicas iban haciendo gala de sus protuberancias y de sus pechos olorosos como nenúfares. Hasta que llegábamos a la práctica de tiro: apunten, fuego.

Hoy todo es sexo, no se diga débil, homosexual, qué rico, trans, gusto por la operación quirúrgica, trans Mediterránea es otra cosa, aborto libre y olé; vamos, el feminismo del 32 en versión moderna, hijos sí, maridos, no que decía La Pasionaria.

De ahí que hasta el arzobispo de Madrid se acojone con la guerra de sexos. Y no sabe qué contestar:

– ¿Qué nos pasa que no sabemos qué nos pasa…?

Que también la Iglesia, excelencia, o como se le llame, muestra una actitud timorata. Y usted, el primero, quien no le dio importancia a que la portavoz del ayuntamiento de Madrid entrara en una capilla a pecho descubierto.

Con perdón, tóquenme los huevos.

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