El dictador lleva 41 años muerto. Peperas ya talludas como Cifuentes y Cospedal tenían once y diez años. Pablo Casado o Andrea Levy no eran todavía ni proyectos de embriones
UNA verdad incómoda, que no se admite: en la práctica, para bien o para mal, el Gobierno de Rajoy hace una política no muy diferente a la de Hollande u Obama. Gran rugido de indignación. ¡Anatema!
«¿Pero cómo puedes decir semejante parida?». Pues lo dije. El verano pasado en un ameno banquete familiar y esta semana tomando unas cañas. Intenté ofrecer un dato: el 53,5% del presupuesto del Estado se lo lleva el gasto social. Ni caso.
En ambas ocasiones el sector más izquierdista de la mesa me miró asqueado, como si estuviese hablando el espectro de Millán Astray, y replicaron al instante que «el PP es un partido franquista».
Por enredar un poco, se me ocurrió apuntar el dato de que el dictador lleva 41 años muerto. Peperas ya talludas como Cifuentes y Cospedal tenían once y diez años. Pablo Casado o Andrea Levy no eran todavía ni proyectos de embriones.
¿Cómo pueden ser franquistas, ideología que por lo demás murió con su promotor? Pedí también algún ejemplo concreto de tan notorio franquismo. Silencio. Pero me reiteraron que así es, «no hay duda».
- Mantra número 2: además de ser un conspicuo franquista, «Rajoy se ha cepillado el gasto social y ha desmantelado la sanidad pública».
- Mantra número 3: «Con lo que gastan en defensa bastaría para arreglar las necesidades de la gente». Cada vez que el Estado abre el mostrador, el 38,5% del dinero se va en pensiones, e irá a más, por el aterrador problema demográfico. Las prestaciones por desempleo suponen otro 5,6% del gasto. El pago de los intereses de la deuda -fruto de vivir por encima de nuestras posibilidades, con servicios públicos que en realidad no podemos sostener- suma el 9,5%. Frente a eso, la defensa supone el 1,6%. Otro dato: en algunas regiones, como Galicia, los ingresos de los jubilados ya superan a los de los trabajadores en activo. Eso es el retrato de un país insostenible. Pero da igual. Los fieles de la Sexta sabemos que el dinero florece por generación espontánea.
- Mantra número 4: «Si los que más ganan pagasen más se arreglaba todo». Cada español con una nómina de más de 60.000 euros anuales entrega al fisco el 46% de lo que ingresa. ¿Es poco progresismo que durante casi la mitad del año esas personas estén trabajando directamente para Hacienda?
- Mantra número 5: «El empleo depende del Gobierno». No. Lo que sí puede hacer un Gobierno es crear un entorno favorable para que las empresas surjan y prosperen y para que acuda la inversión exterior, por ejemplo con seguridad jurídica y una fiscalidad moderada. Los empresarios son quienes crean el empleo. Freírlos a impuestos, contemplarlos como sospechosos y propinarles pellizcos, la receta Iglesias-Garzón-Colau, es la fórmula perfecta para disparar el paro y mandar a un país al carajo.
- Mantra número 6: «Me da igual todo ese rollo facha que me sueltas. Yo soy de Podemos y no voy a cambiar». Chapó. Gran verdad. Es imposible razonar si concibes la política como ser hooligan de un equipo de fútbol, o como una delirante venganza por la guerra de tus bisabuelos. Cuando los sentimientos niegan las matemáticas, apaga y vámonos.
