Victor Entrialgo de Castro

La sonrisa del cinismo

La sonrisa del cinismo
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

La sonrisa maléfica y la barba pintada hacia la perilla. Lo opuesto a la ingenuidad, el candor y la inocencia. El malo tipo star treck, que se sabe mentiroso y ni siquiera se toma el trabajo de desmentirlo porque le trae al pairo. Yo soy yo y mi aquiescencia. Y si no se salva ella, no se salva ni Dios.

Se trata de un engañador profesional porque pone en las cosas un énfasis artificial que no existe. Un énfasis que las cosas no toleran, no soportan, porque bastaba con reprochar en el Parlamento al Presidente que le trae al pairo, pero buscando llamar la atención como un niño malcriado, caprichoso y violento en su perreta repite para el telediario, «me la bufa, me la suda, me la refanfifla» y, caca, culo, pedo, pis de la guarderia en que han convertido el parlamento. En que un montón de españoles, en una rabieta contra la corrupción, han convertido el Parlamento.

Ese mismo montón que en el pais vecino destruirá la Unión Europea si finalmente confunde otra vez el síntoma del problema con su solución y hace llegar en Francia a Marine Le Pen a la Presidencia de Francia. Es el mismo montón, y sus votantes deben saberlo, no se llamen a engaño.

Esa revolución de petimêtres, playmobils y Señorita Pepis de la protesta sin alternativa, sin tener recambio, se han puesto a vivir del Estado mientras dure, encabezados por un nigromante de sonrisa cínica y maléfica que escapa por las comisuras. Un zahorí que practica el aplauso recíproco y quiere separar España para alcanzar el poder, un vendepatrias al revés, que en Valencia, en Cataluña, en el Pais vasco y por doquier, pretende dividir para vencer.

Todo es libertad de expresión. Lo mismo el enaltecimiento del terrorismo que la paliza a los guardias civiles de Alsasua, el asalto a la sede del Pp catalán por sus amigos de la Cup o el escrache a Rosa Diez en el que él mismo participó. Menos cuando se habla de Podemos y no les gusta lo que escriben o preguntan y amendrantan a los periodistas del Congreso. Con la sonrisa cínica y maléfica que emplea para agredir nunca nadie desde Tejero, -aparte Artur Mas y Pedro Sanchez-, habia confundido antes en el Parlamento, tan groseramente, la libertad con el tocino y con la Nación.

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