Santiago López Castillo

Poltrona si, Patria no

Poltrona si, Patria no
Santiago López Castillo. PD

He escuchado -sin apenas atención- los parlamentos de los aspirantes a Ferraz siempre movidos por la ambición del poder: «Tenemos que volver a gobernar». Deseo lícito que se contradice con el manido discurso de que no nos mueve la compilación de riquezas y si no que se lo digan a Griñán y Chávez e incluso a ese José Bono que tiene una cuadra caballar que siempre va a galope tendido.

El rictus del ser más egocéntrico que uno hubiera conocido en política, es el perdedor. Pedro Sánchez, el dependiente de la planta de caballeros de El Corte Inglés, sufre porque no va a llegar a la Moncloa, su único y venerado sueño. Se mofó de los «cadáveres» socialistas y habló del Viejo y Nuevo Testamento. Ha dado la vuelta a España con un jumento y con un utilitario sufragado por sus venerados pollinos. No va a ganar, pero como hemos pronosticado los que escribimos de estas cosas, el PSOE está fragmentado en añicos. Pero quiero llegar a los conceptos filosóficos e ideológicos y no a tirarme pedos, como si estuviéramos en las Cortes.

Patria, según la RAE, es tierra natal o adoptiva, la que se siente ligado el ser humano ordenada como nación por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. Y la patria chica, lugar, ciudad o país en que se ha nacido. Ahora, lamentablemente, los españoles renuncian a sus orígenes, historias y leyendas. ¿Qué es eso de la conquista de América? Un uso y un abuso al que se unen los desgarramantas de una juventud iletrada que vive del espacio virtual. ¿Qué saben estos perro-flautas de la guerra de Lepanto, de Cuba o de la civil; esa sí, porque Franco fue muy malo.

Ellos, los cutres de la hoz y el martini, ya tienen donde descansar las posaderas. En ese Congreso que más bien parece un estercolero. Parte de culpa la tienen algunos colegas que se desviven por llevar a la 4, la 5, la 6ª, mambo, el nuevo circo del populacho. No saben lo que es nación, ni patria, ni el Estado. Se saben de carrerilla lo que es facha y democrático, y lo único que les pesa en las mochilas es el ideario de Lenin, pero nunca en el sentido de arrepentimiento.

No oí a los aspirantes socialistas evocar el sentido de Patria. Tierra natal o adoptiva. Sólo ganar, y ganar, y ganar, que impulsara el ex seleccionador Luís Aragonés. Me vuela ante mí una octavilla que dice que nuestra Patria es España, nación hidalga, noble y gloriosa como lo acredita su áurea Historia, escrita con las plumas de insignes literatos, con los buriles y pinceles de artistas inmortales y con las lanzas y espadas de invictos guerreros.

¡Fachas, más que fachas!

Para que se enteren…

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