Sin olvidar, ni obviar, ni negar los principios que el GOPAC indican y sugieren, nos debemos plantear hoy en la Piel de Toro, que debe existir, recordar, una ética mínima, en cualquier actividad y especialmente, en el Parlamento Nacional, y por ende, en los Parlamentos Regionales.
Que es absolutamente necesaria, entre tantas formas de conducta volver a la racionalidad parlamentaria, o existe un peligro grave, de que el Parlamento o Parlamentos se encaminen hacia vertientes muy peligrosas.
1. No podemos obviar, que hemos tenido, en el pasado años parlamentarios de infeliz memoria, hubo sesiones, de enorme gravedad, en pasados ya lejanos. Por lo cual, tenemos que buscar maneras y formas, contenidos y continentes, para que cada parlamentario se exprese según s verdad, pero tanto en las formas, como en el contenido, sea lo más verdadero posible, lo más verosímil posible, lo más respetuoso posible con las posiciones y personas de los demás grupos parlamentarios. Por tanto:
– Bajo ningún concepto, problema, cuestión, ideología, situación se pueden perder las formas y maneras correctas, que toda educación mínima y toda moral mínima indican en los terrenos verbales, gestuales, de vestido, conceptuales, de ideas.
– No se debe olvidar que el Parlamento Nacional, dentro de la teoría de Montesquieu de los Tres Poderes, dentro de la Democracia Parlamentaria, es el Órgano Máximo de Representación Popular o del Pueblo. Los parlamentarios sean en los sistemas de Gobierno o de Estado, que sean, son la Máxima Representación del Pueblo. Por lo cual, son la materialización de la voluntad popular de Rousseau.
De aquí nace, que todo el pueblo, todos los individuos y personas, colectivos, grupos, ideologías, regiones, culturas, comunidades, etc., deben sumo respeto a las personas que representan o que ostentan la Representación Parlamentaria, pero también al Parlamento en sí. Pero además, los parlamentarios y el Parlamento en sí, están obligados a tener maneras y formas exquisitas de su comportamiento, al menos, en el Foro o Hemiciclo del Parlamento, y también fuera.
– El Parlamentario que no es de tu Grupo Parlamentario, que tiene otra ideología, que tiene otras formas de pensar, no es ningún caso el enemigo, ni siquiera es el adversario, sino es Otra Persona que piensa y siente y desea de otro modo, en multitud de asuntos, diferentes al tuyo. Pero puede, de hecho existe, multitud de temas o matices en los que se puede y pueden estar de acuerdo. Por tanto, se debe criticar y analizar argumentos y razones y leyes y determinaciones diferentes, pero se debe tener un sumo respeto a los demás parlamentarios, a sus personas, a sus ideas. Se critican las ideas, y se hacen con respeto y con formas exquisitas de educación y de tolerancia. Puede que el otro esté equivocado, pero con miel se cazan más moscas y avispones y avispas que con ácido y vinagre.
– El Parlamento Nacional es el Símbolo-Signo-Entidad-Realidad Máxima de la Representación del Pueblo. Por tanto, los parlamentarios, como representación máxima del Pueblo, deben ir vestidos, como la inmensa mayoría de Parlamentos del Mundo se conducen, cada uno «con sus trajes o vestidos, de máximo reverencia y respetabilidad, de sus propias culturas».
En Occidente, el traje con corbata, es diríamos el traje de representación máxima. Por lo cual, los parlamentarios deberían, por sí mismos, sentirse obligados a esta regla. Ir vestidos de esta manera, no es abdicar de las propias ideas y concepciones e ideologías. Igual, que irán de forma correcta en una boda, en la presentación de un acontecimiento cultural, etc.
El Parlamento merece un máximo respeto, no solo en las palabras, ideas, formas, gestos, sino también en el vestido. Y lo dice, alguien, que raramente se pone traje, y raramente, menos aún corbata.
El Parlamento proyecta, con la imagen de los parlamentarios, proyecta una imagen al mundo. Y ésta es vista por el resto del mundo, tanto en los niveles económicos, políticos, sociales. En una enorme crisis que gran parte del pueblo español está pasando, es obvio y necesario, que todo lo que produzca sosiego, tranquilidad, mesura, sea necesario y conveniente, porque eso permite tener más confianza en el país, en el Estado, más posibilidades de inversiones nacionales y extranjeras y, por tanto más trabajo y menos desempleo, etc.
– Al parlamentario de otra formación ideológica, hay que tratarlo con sumo respeto, en las palabras y en las formas y en los gestos. No se tiene por qué estar de acuerdo con todas las ideas que defienda, ni en sus leyes y normas. Pero se deben utilizar argumentos que sean racionales, razonables, acompañados de razones, de datos, si es posible, basados en ciencias sociales, en experiencias de otros países, de otros Estados, de otras culturas, estadísticas, demostraciones racionales y no solo irracionales o afectivas, etc.
Es absolutamente necesario aumente la argumentación de las ciencias sociales en los debates parlamentarios. No solo utilizar razones para la propia parroquia, para ganar más votos, sino buscar siempre el bien general, el bien común, el bien de la sociedad, el bien del Estado, el bien de la presente generación y de las futuras. Toda norma tiene una proyección en el presente y en el futuro. Hay que buscar el bien y la verdad y la utilidad y la eficiencia. Compatibilizar todos estos aspectos, por eso y para eso, entre otras cosas están los parlamentarios y el Parlamento y los Parlamentos…
– Toda norma o medida, que todo político o grupo político indique, debería, primero, mostrar la norma o medida o ley o reglamento, en segundo lugar, que nos explique con cifras y números de dónde va a surgir el dinero que va a pagar esa norma o esa ley o esa medida. Esto debería ser absolutamente necesario y obligatorio en cualquier mensaje que se diga dentro del Parlamento o fuera del Parlamento.
No demostrar de dónde va a surgir el dinero para pagar dicha norma o ley o derecho social, es caer en la demagogia, el engaño, la mentira, el neomaquiavelismo. Es dar esperanzas falsas al pueblo, es engañar al pueblo, es mentir al pueblo, es hipocresía política, esperanzas que el pueblo no debe tener, porque no se puede pagar. No seguir esta forma de conducta, es reírse de las personas menos preparadas intelectual o cultural o conceptualmente en esos temas. Es aprovecharse del sufrimiento y de la angustia y de la desesperación de la sociedad y del pueblo. Es enfrentar a parte de la sociedad contra otra parte de la sociedad.
– El Parlamento es el Máximo Órgano de la Representación del Pueblo, por tanto, no se debe transformar en ningún circo-teatro-espectáculo, de ninguna clase, de ninguna manera, de ninguna forma, por ninguna razón o motivo jamás.
No pondremos ejemplos, pero bajo ningún concepto, se pueden repetir actuaciones, como hemos visto en el pasado. No pondremos nombre, pero jamás volvamos a esas situaciones, sean el pasado de hace décadas, sea en el pasado de hace unos meses.
– Todo parlamentario tiene la obligación, incluso si una Ley o Norma no está de acuerdo con ella, buscar maneras y formas, de que algunos de sus artículos se perfeccionen. De tal manera, que cuántos más cerebros piensen, en perfeccionar y matizar una ley o algunos de sus artículos, mejor saldrá la ley y la norma, mejor serán los artículos, y mejor será para la sociedad, el país, el Estado, el presente y el futuro.
2. Para terminar todo lo que ayude en los Parlamentos Regionales, en el Parlamento Nacional, en los Consistorios municipales a disminuir la tensión, aumentar la mesura, amplificar la racionalidad, originar más respeto entre todos es bueno para todos, para la sociedad, para el país, para el Estado, y para superar la crisis sociopolítica que Celtiberia está sufriendo.
(Este artículo lo redacté hace dos meses, creo que es pertinente a día de hoy, sin tocar ninguna coma…).
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